El nombre de Calle del Deán que desde el Libro 1o. de los Censos (1584) se da a la línea de las Calles del 5 de Mayo y del 16 de Septiembre, se debe a esta cuadra, pues la casa núm. 5 (505), en la esquina de la Av. 7 P. 100, fue propiedad del deán Tomás de la Plaza, hijo de Diego Tomás de la Plaza y Catalina Goes, quien, el tercero en el orden cronológico, desempeñó su cargo desde el 19 de mayo de 1564 hasta su muerte acaecida pocos días antes del 15 de diciembre de 1589. Por consiguiente, fue deán, cuando se escribió el Libro 1o. de los Censos (1584-9).
En la fachada de la casa hay una inscripción, la más antigua de las existentes en Puebla, que hoy está tapada, pero de la cual aún en 1889 eran legibles las palabras PLACA DECANUS (‘Plaza deán’). Más abajo se lee actualmente: SEMPER SIT IN NOMINE JHU INGRESSUS ET EGRESSUS; en castellano: ‘Siempre sea la entrada y salida en nombre de Jesús’.
La casa fue afectada por un patronato de capellanía de misas que el deán fundó, nombrando en primer lugar a su sobrina Catalina de Espinosa y otra sobrina María Izguerra, esposa de Juan López Mellado, hijo de Martín López Mellado. En 1605 López Mellado recibió una merced de agua para sus “casas que fueron del deán Tomás de la Plaza, situadas en la Calle que va de la Plaza Pública para la del Carmen”.
Don Juan, alcalde en 1605, fue también dueño del molino ubicado en el rumbo de la actual C. 6 N. 200 (zapateros). En sus descendientes quedó el beneficio de la capellanía por la rama de los condes de la Mejorada, que llevaban el apellido de Venegas de Espinosa (Simón Modesto Venegas fue alcalde en 1705), pasando en 1831, a la familia Pérez Salazar. En 1832, la casa era propiedad de Manuel Pérez Salazar Méndez Monte, y hoy pertenece al Sr. Lic. Francisco Pérez Salazar.
Solo los bajos de la parte Norte del edificio pertenecían al convento de la Concepción (1832). Allá está establecida, desde principios del siglo XIX (1805) la botica de Cal, fundada por el insigne botánico Antonio Cal, que nació en 1766 y murió de cólera en 1833. Después la tenía Mariano Cal (1835 y 1852), fallecido en 1874.
Generalmente se cree que la casa fue antes Palacio Episcopal, sirviendo de apoyo para esta tradición errónea la forma antigua de la balaustrada del balcón, el mismo argumento que alegó Veytia a favor de otra casa (véase Pl. S. Francisco). Sin duda es una de las casas más antiguas de la Ciudad, y la única que desde el siglo XVI hasta hoy ha quedado en poder de la misma familia.
Durante la primera centuria que los obispos residían en Puebla (1539-1643), vivían en sus respectivas casas particulares, llamadas por los contemporáneos casas del obispo, y por los autores posteriores incorrectamente Palacios Epicooales. Así es que el mencionarse "las casas del obispo", no se puede saber si se trata de la casa habitación del prelado, o de otra finca de su propiedad, donde vivían sus parientes o que arrendaba o que le servía de casa de campo, como en el siglo XIX la Casa del Obispo en Xonaca, perteneciente al obispo Pablo Vázquez (1831-47).
El primer obispo, Julián Garcés (1526-42), tenía sus casas en dos solares de la acera Norte de la Av. 5 Or. 1, en la misma manzana donde entonces estuvo la Iglesia Mayor y hoy está la Catedral. Probablemente eran las mismas en que más tarde vivió el obispado Ruiz Morales (1573-76) y las cuales, inmediatamente después de la muerte de éste, en julio de 1576, a petición del obrero mayor y por orden del Cabildo eclesiástico, se derrumbaron, por requerirlo así la obra de la Catedral nueva. En 1766, excavando la bóveda subterránea sepulcral de los indios, en el actual atrio delante de la antigua capilla de los Aguadores, se encontró una pieza de pintura de cenefa baja, tal vez restos de esa casa.
El obispo Fray Martín Sarmiento de Ojacastro (1547-57), supone Veytia, residió en el mismo edificio. Pero en 1549 el Ayuntamiento le mercedó ocho solares, situados cerca del Tiánguiz de S. Hipólito (Plazuela de S. Agustín), donde, según Veytia, fabricó la casa llamada después de la obligación, Av. 7 P. 500 (Libertad). Heredó el terreno su sobrino, el regidor Juan Sarmiento, citado en 1553 como contribuyente para el reloj de la Iglesia Mayor. Sin embargo, el mismo obispo tenía otras casas cerca del actual Zócalo, pues en 1563 se dice: “… el otro cantillo de la Plaza (Pública), que es junto a las casas del Señor obispo que es en gloria, y ahora son de Juan Sarmiento.” Según Cerón Zapata (1714), la casa de Ojacastro se hallaba en el sitio del actual Sagrario.
El obispo Diego Romano (1578-1606) poseía una casa en la Av. 3 P. 500 frente a la iglesia de S. Agustín, que regaló a su hermano don Gregorio y que después fue el mayorazgo de Micieses. Como dicha finca se extendía hasta la Av. Reforma 500 (Miradores), es éste probablemente “el obispado que en algunos cronistas y documentos se llama del Mirador”. otra casa del obispo Romano había en la Plazuela de S. Francisco.
El obispo Alonso de la Mota y Escobar (1608-25) se construyó una gran casa en la esquina de la Av. 2 P. 100 (P. Díaz) a la C. 3 N. 1 (Fuenleal) que ya en 1609, cuando para ella pidió una merced de agua, se estaba edificando. Hacia 1617 vendió esa casa a los fundadores del convento de la Santísima Trinidad, que le dieron “dos años de hueco” para mudar- se. Tomó una casa del colegio de S. Juan, “en donde antes se representaban comedias”, y para la que, el 23 de julio de 1618, su mayordomo Lucas Pereyra pidió una merced de agua, escribiendo: “...que para las casas que voy edificando para su señoría en la segunda cuadra que va de la Plaza Pública al convento de Ntra. Sra. del Carmen, es menester una paja de agua…” El Ayuntamiento, en su contestación favorable, agregó: “…la cual tome en la data (toma o llave de la alcantarilla) de dicho colegio de S. Juan Evangelista, que linda con las dichas casas.” En 1619 el obispo ya se había trasladado a su nueva habitación, pues en ese año las religiosas trinitarias tomaron posesión de su convento. En la misma casa vivieron los obispos Bernardo de Quirós (1627-38) y Juan de Palafox y Mendoza (1640-49). Este último "extendió el sitio del palacio en una casa del colegio de S. Juan, por lo que lo dejó grabado a cierta pensión que pagaba a este colegio". El 16 de junio de 1643 el Cabildo eclesiástico aceptó las mismas casas, que desde esta fecha ya no son propiedad particular de los obispos, sino legalmente el Palacio Episcopal, "perteneciente a la fábrica espiritual de la Santa Iglesia Catedral" (1840). El obispo Manuel Fernández de Santacruz (1676-99) dió al Palacio "la perfección y extensión que tenía después, con sus audiencias (tribunales eclesiásticos) y la cárcel para los clérigos" (véanse C. Fco. Morales y Alguacil Mayor).
También abrió la puerta frente al atrio de la Catedral, para dar entrada a las piezas bajas, que destinó para los alumnos de la Escuela Real, cuyo edificio en la Av. 7 Or. 1 (Morados) necesitaba para la fundación del Colegio de S. Pablo. Hasta entonces el obispado había tenido su puerta únicamente en esta C. 16 de Septiembre 500. Desde el Palacio, dice Cerón Zapata (1714), "por otros tránsitos y salones, pasa a los reales colegios de S. Juan y S. Pedro, para tener a la vista los cursantes en sus estudios. La balconería y ventanaje que cae a los atrios y jardines, está todo como pide una casa del Señor” Con excepción del sucesor de Palafox, el obispo Diego Osorio de Escobar y Llamas (1656-73), que prefirió vivir en su casa particular de la Av. Reforma 100 (Zaragoza), todos los prelados, hasta el siglo XX, residieron en el Palacio. En 1792, el obispo Salvador Biempica y Sotomayor (1790-1802) lo reformó completamente. Desde el triunfo de los liberales en la guerra de los Tres Años (1861) hasta la ocupación de la Ciudad por los franceses (1863), en ausencia del desterrado obispo Labastida, sirvió de Palacio del Gobierno, y de nuevo después de la caída del Imperio, de 1867 a 1868, cuando se lo restituyó al prelado. En agosto de 1914, habiendo renunciado el presidente Victoriano Huerta y su substituto, las tropas constitucionalistas de Venustiano Carranza, al mando del Gral. Pablo González, entraron en la Ciudad y ocuparon entre otros edificios el Palacio Episcopal, en que más tarde instaláronse planteles escolares. El arzobispado se trasladó primero a la casa núm. 2 de la Calle 2a. del Carmen (C. 16 de Spbre. 1104), luego a la casa núm. 1009 de la C. 2 Norte (4a. S. José, esquina de Carros), y desde 1924 hasta 1934 estaba en la Calle del Correo Viejo núm. 9.
La residencia de los prelados en esta C. 16 de Septiembre 500 se llama Casa Episcopal en 1692, pero generalmente Palacio Episcopal (1689, 1714, 1721 y 1748), siendo antes de 1714 el único edificio en puebla que se titulaba Palacio. El nombre de El Obispado se emplea en 1813.
La cuadra se designa por la Calle del Obispado en las Ordenanzas de Flon (1796) y en todos los planos y nomenclaturas. Otro nombre fue Calle de la Cochera del Obispado (1858, 1866 y 1868), aplicándose al mismo tiempo la denominación de Calle del Obispado a la adyacente Av. 5 Or. 1 (Colegio de S. Juan), lo que hizo Veytia (1780). Calle del Costado del Obispado dice la Noticia Curiosa (hacia 1860).



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