En México se entiende por alcantarilla pilares de mampostería que sirven:
para convertir el conducto abierto del agua potable e un sistema de cañería cerrada o al revés, sin pérdida de presión; 2. para distribuir parte del agua a una o varias tuberías.
La primera especie se usa, por ejemplo, cuando el conducto abierto y elevado atraviesa una calle por vía subterránea. En este caso se construyen en los dos lados de la calle dos alcantarillas, pilares ahuecados, que comunican entre sí por una cañería subterránea, formando un sifón. La alcantarilla que recibe la corriente de la otra, es un poco más baja que aquella.
Restos de dos alcantarillas den esta clase se ven en las esquinas de la Av. 20 P. 300 y las Calles 5 N. 1800 y 2000. Habían existido otros pares en todas las bocacalles de la Calle 5 Norte entre las Avdas. 20 y 14 Poniente.
La segunda clase de alcantarillas tiene en la parte superior un recipiente, llamado caja, cubierto por arriba, pero abierto por un lado, para que permita la inspección. Si la alcantarilla no está junto al caño del acueducto, sube el agua en el interior del pilar al recipiente. De éste sale un tubo o varios que bajan por la pared de la alcantarilla y cuya boca tiene un diámetro correspondiente al volumen del agua, destinada para ellos. Si hay varios tubos, sus bocas deben estar al mismo nivel. La caja había de desarenarse de vez en cuando. De este modo, el agua del conducto general, caño abierto o cañería cerrada, se repartía a los barrios, calles, fuentes públicas y casas, y por lo tanto se distinguían de las otras, diciendo que contenían un partidor (1816). Existen restos de tales alcantarillas en la Calle de la Fuente Alta (C. 5 N. 1200), junto a la caja del agua, en la pared del conducto, conteniendo cada una un tubo de barro. Hasta 1930 subsistió una alcantarilla en el Alto, en la esquina de la Calle de Cárdenas. De otra que estaba en la esquina Poniente del Portal Hidalgo, aún se acuerdan muchos vecinos de la Ciudad. Singular era la alcantarilla de la esquina del Refugio (Calzada Refugio, Av. 28 P. 300), que se había hecho en 1772 para el baño de S. Antonio. Por hallarse su caño subterráneo, era “baja y tan profunda, que no se podía ver”.
En el plano de Medina (1754) hay un par de alcantarillas en los dos extremos del Puente de Motolinía (Av. 2 Oriente), y un segundo par en el arco que está sobre el río en el acueducto del Carmen, que termina en otra alcantarilla en la Calle de Múgica (C. 4 Sur). Estas cinco alcantarillas pertenecen a la primera especie. Ejemplos de la segunda se ven, en el plano, en las Plazuelas de S. José y de Guadalupe.
Este método de repartir el agua potable dio margen a varias quejas. Las aberturas en la parte superior de las alcantarillas deberían estar provistas de puertecillas de madera y cerraduras cuyas llaves tenían el cañero mayor y los mozos cañeros. Pero con el tiempo las puertecillas desaparecieron o las llaves quedaron en manos de particulares que entonces tenían libre acceso a sus tubos, cuyos orificios, las tomas de bronce o datas, para hacer beber más, los descuidaban y raspaban, en lugar de tomar una paja que era la merced.
Especialmente los mozos de los temascales cometían tales desórdenes, tapando los tubos de los otros mercedados, y echando en ellos viruta, aserrín y cisco, lo que causaba tapazones y reventones. De una manera perecida, echando en los tubos astilla de madera, los cañeros arreaban o hacían correr el agua, para cerrar los huideros (hendiduras) que con el tiempo se producían en la argamasa, que unía los tubos, y causaban la pérdida de mucho líquido. Naturalmente obstrúyanse los estrechos conductos por este procedimiento. Según una proposición del cañero mayor Antonio de Santa María Incháurregui (1799), los cañeros tenían que llevar los uniformes compuestos de las siguientes prendas: “chupa encarnada, calzón azul, medias blancas y zapato abotinado, sombrero nortés, levantada el ala izquierda y en ella una pluma blanca para que puedan cargar con comodidad la escalera al hombro”.
En 1803 eran 150, poco más o menos, las casas que disfrutaban merced de agua, tomándola unos por caños en las alcantarillas, otro por derrame y otros por sangrías, no incluyendo cárceles, fuentes del público, Palacio y cuarteles Tomas de agua había cerca de 60. La pensión de agua, en 1842, importaba 6 reales. En ese año ya se ventilaba el proyecto de hacer desaparecer las alcantarillas que “obstruían el paso en las calles, humedecían las casas y amenazaban desgracia con una súbita reventazón”. La mayor parte de los vecinos compraban el líquido a los aguadores, quienes lo llevaban desde las fuentes públicas, las que debían de lavar y asear. Ya en el siglo XVIII su gremio tenían una capilla junto a la Catedral, que antes fue la de los naturales de la parroquia del Sagrario.
En el contrato celebrado en 1855 con la Empresa de Cañerías, se estipuló que se quitaran todas las alcantarillas, lo cual se efectuó muy despacio. Por ejemplo, existió una en la Calle 1ª. De Canteros aún en 1906, cuando se ordenó destruirla.
La alcantarilla de esta cuadra, naturalmente de la segunda especie, sirviendo de partido, se denominaba la de la esquina de S. Luis. Recibía su agua de la alcantarilla que estaba en el acueducto, esquina del Arco Grande (Av. 14 P. 500), y la repartía entre el Hospital de Niños Expósitos de S. Cristóbal, los mesones de Sta. Teresa y del Cristo. Estaba pegada a la pared de la casa de la esquina de la Av. 12 P. 100 (Caporala), de modo que el dueño de ésta se quejó por los perjuicios causados por la humedad (1743).
Esquina de S. Luis llaman a la acera Poniente de la cuadra en 1834, para designar la ubicación de la casa después núm. 3, la intermedia de las tres (núm. 1-5), que entonces pertenecían a Joaquín Haro y Tamariz.
La cuadra se titula Calle de la Alcantarilla de S. Luis en 1826, pero en general simplemente Calle de la Alcantarilla, v.g. en las Ordenanzas de Flon (1796), en 1824, 1827, en el padrón de 1832, en 1840, en los planos de Ordóñez (1849), de Careaga (1856-1883) y los del siglo XX.
Otro nombre había sido Calle de Bringas: “Calle de la Alcantarilla, antes de Bringas” (1827), el cual se debe a las casas del capitán José Bringas de Manzaneda.
En los planos de la Guía (1852) y de Ponce (1856) la cuadra figura como “Calle de Gavito”, que es el nombre de la cuadra siguiente, 1200. En estos dos planos se ha omitido por error el nombre de la Calle de la Alcantarilla. Por consiguiente, se llama en ellos a las cuadras 1200 (Gavito) y 1400 (S. Juan de Dios) “Calle de S. Juan de Dios”, y a la cuadra 1600 (Sta. Mónica) “Calle de las Recogidas”.
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