Como el tránsito por Veracruz antes se hacía por esta cuadra, había en ella, lo mismo que en las cuadras precedentes, un mesón, llamado éste de Zambrano en 1714. Un mesón en el número 12, que después se tituló Hotel del Recreo, existió hasta 1888.
Desde 1701 perteneció la casa después núm. 9 (409) a Pedro de Mendoza y Escalante, que luego fue capitán y desde el 10 de junio de 1702, alguacil mayor de Puebla. Casó con María Rosa Yáñez de Verg(ara)?; en 1720 tenía 3 hijos y 2 niñas. Con él vivía entonces su hermano don Bartolomé, soltero. A partir de 1730 le suplió en su cargo su hijo don José, hasta después de 1741.
Padre e hijo eran también dueños del obraje en la Av. 2 Or. 600 (Puente Motolinía), que antes había pertenecido a Sebastián de Apresa.
Don Pedro tenía probablemente enemigos influyentes, pues por una Real Cédula del 30 de agosto de 1714 fue destituido del oficio de abastecedor de carnicerías “por sus fraudes y por ser incompatibles los dos cargos” (de alguacil mayor y de abastecedor). La sentencia se funda en el decreto de que “los arrendadores o fiadores de rentas reales o concejales (de una ciudad), o bastecedores o (!) obligados de carnicerías o fiadores de ellos o de otros cualesquier abastos no pueden ser regidores”. Parece que en Puebla no se hacía mucho caso de tal restricción.
En 1704 o antes, don Pedro recibió para sus casas la merced de dos pajas de agua, pero después vendió 5 para otras casas del mismo rubro, dando margen a una queja de las religiosas de Sta. Clara, que en 1740 escribieron al Ayuntamiento: “… Porque es cosa muy dada, señor, que un hombre poderoso quiera servirse de la alcantarilla, caja y atarjea que un pobre monasterio hizo a su costa y expensas (en 1615), y que no teniendo más que una merced para dos pajas de su casa, se mantenga con ella, y vendiera su padre (don Pedro) a 5 individuos otra tanta, queriendo que se conduzcan todas por la cañería del convento, y afectando despojo y escaseces, que no le causa éste (ésta?), sino la mucha que vendió, y el no querer gastar en hacer su toma y cañería”.
Don José fue mezclado en el asunto de Juan de Dios Arévalo. Este, un hijo de Puebla, falsificó una cédula del rey, imitando tan perfectamente todas las firmas que no fue posible distinguirlas de las legítimas. Sin embargo, se descubrió el enredo el 22 de febrero de 1730. el autor fue aprehendido, pero logró fugarse de la cárcel del Palacio, donde estaba arrestado, lo que se imputo a descuido o colusión con el justicia mayor que fungió de alcalde mayor, Lic. Francisco Antonio de Bustamante. Para hacer la investigación, vino de México un oidor de la Real Audiencia, destituyó al justicia mayor y puso en su lugar a Pedro de Echeverría y Orcolaga, el 28 de junio del mismo año. Este, en unión de su alguacil mayor don José, trató de extraer al reo del convento de S. Antonio, donde estaba refugiado. Parece que legalmente el convento no pudo proteger al culpable, pues el concilio de Roma de 1725 había declarado excluidos del derecho de asilo a los ladrones de caminos reales, a los homicidas, a los asesinos y a sus cómplices, a los falsarios y a los monederos falsos. Sin embargo, por esta violación de asilo sagrado el obispo Juan Antonio de Lardizábal y Elorza (1723-33) excomulgó al justicia mayor y al alguacil mayor que le había acompañado. El miércoles santo, 5 de mayo, el obispo personalmente sacó al culpable del convento, le llevó por la calle que tiene hoy esta fecha por nombre, aunque no por ese suceso, a su palacio, donde le puso en su cárcel. Pero Juan de Dios se escapó de ésta también, ocultándose debajo de la cama del obispo, donde le hallaron. Nuevamente fue puesto en la cárcel, y habiéndose seguido la causa, le sentenciaron a presidio perpetuo ultramarino. En 1737 navegó hacia España en el mismo buque que el historiador Mariano Veytia, con destino al presidio de Ceuta en Marruecos, de donde se fugó y se pasó a los moros.
La casa de los Mendozas ya estuvo en otras manos hacia 1756.
En 1788 la cuadra lleva por primera vez el nombre de Calle del Alguacil Mayor y lo conserva desde las Ordenanzas de Flon (1796). Desde fines del siglo XIX (1892) se escribe frecuentemente, y en el habla corriente se dice siempre, Calle del Alguacil, omitiendo la palabra Mayor.
Desde 1701 perteneció la casa después núm. 9 (409) a Pedro de Mendoza y Escalante, que luego fue capitán y desde el 10 de junio de 1702, alguacil mayor de Puebla. Casó con María Rosa Yáñez de Verg(ara)?; en 1720 tenía 3 hijos y 2 niñas. Con él vivía entonces su hermano don Bartolomé, soltero. A partir de 1730 le suplió en su cargo su hijo don José, hasta después de 1741.
Padre e hijo eran también dueños del obraje en la Av. 2 Or. 600 (Puente Motolinía), que antes había pertenecido a Sebastián de Apresa.
Don Pedro tenía probablemente enemigos influyentes, pues por una Real Cédula del 30 de agosto de 1714 fue destituido del oficio de abastecedor de carnicerías “por sus fraudes y por ser incompatibles los dos cargos” (de alguacil mayor y de abastecedor). La sentencia se funda en el decreto de que “los arrendadores o fiadores de rentas reales o concejales (de una ciudad), o bastecedores o (!) obligados de carnicerías o fiadores de ellos o de otros cualesquier abastos no pueden ser regidores”. Parece que en Puebla no se hacía mucho caso de tal restricción.
En 1704 o antes, don Pedro recibió para sus casas la merced de dos pajas de agua, pero después vendió 5 para otras casas del mismo rubro, dando margen a una queja de las religiosas de Sta. Clara, que en 1740 escribieron al Ayuntamiento: “… Porque es cosa muy dada, señor, que un hombre poderoso quiera servirse de la alcantarilla, caja y atarjea que un pobre monasterio hizo a su costa y expensas (en 1615), y que no teniendo más que una merced para dos pajas de su casa, se mantenga con ella, y vendiera su padre (don Pedro) a 5 individuos otra tanta, queriendo que se conduzcan todas por la cañería del convento, y afectando despojo y escaseces, que no le causa éste (ésta?), sino la mucha que vendió, y el no querer gastar en hacer su toma y cañería”.
Don José fue mezclado en el asunto de Juan de Dios Arévalo. Este, un hijo de Puebla, falsificó una cédula del rey, imitando tan perfectamente todas las firmas que no fue posible distinguirlas de las legítimas. Sin embargo, se descubrió el enredo el 22 de febrero de 1730. el autor fue aprehendido, pero logró fugarse de la cárcel del Palacio, donde estaba arrestado, lo que se imputo a descuido o colusión con el justicia mayor que fungió de alcalde mayor, Lic. Francisco Antonio de Bustamante. Para hacer la investigación, vino de México un oidor de la Real Audiencia, destituyó al justicia mayor y puso en su lugar a Pedro de Echeverría y Orcolaga, el 28 de junio del mismo año. Este, en unión de su alguacil mayor don José, trató de extraer al reo del convento de S. Antonio, donde estaba refugiado. Parece que legalmente el convento no pudo proteger al culpable, pues el concilio de Roma de 1725 había declarado excluidos del derecho de asilo a los ladrones de caminos reales, a los homicidas, a los asesinos y a sus cómplices, a los falsarios y a los monederos falsos. Sin embargo, por esta violación de asilo sagrado el obispo Juan Antonio de Lardizábal y Elorza (1723-33) excomulgó al justicia mayor y al alguacil mayor que le había acompañado. El miércoles santo, 5 de mayo, el obispo personalmente sacó al culpable del convento, le llevó por la calle que tiene hoy esta fecha por nombre, aunque no por ese suceso, a su palacio, donde le puso en su cárcel. Pero Juan de Dios se escapó de ésta también, ocultándose debajo de la cama del obispo, donde le hallaron. Nuevamente fue puesto en la cárcel, y habiéndose seguido la causa, le sentenciaron a presidio perpetuo ultramarino. En 1737 navegó hacia España en el mismo buque que el historiador Mariano Veytia, con destino al presidio de Ceuta en Marruecos, de donde se fugó y se pasó a los moros.
La casa de los Mendozas ya estuvo en otras manos hacia 1756.
En 1788 la cuadra lleva por primera vez el nombre de Calle del Alguacil Mayor y lo conserva desde las Ordenanzas de Flon (1796). Desde fines del siglo XIX (1892) se escribe frecuentemente, y en el habla corriente se dice siempre, Calle del Alguacil, omitiendo la palabra Mayor.
obra en mi poder la escritura original de dicho inmueble, alli se puede leer los cambios de manos de la propiedad.
ResponderEliminarHola! Gracias por compartir. Esa casa, en la actualidad es utilizada por la BUAP si no mal recuerdo. ¿Cierto?
ResponderEliminarSls