“El barrio de S. Pablo el Antiguo, dice Cerón Zapata, cupo de parte a los Tlatelulco (Santiago Tlatelolco, al Norte de México) que son los mexicanos, cuando vinieron, después de los españoles, a poblar y avecindarse los cuatro linajes de caciques principales de Tlaxcala, Tlatelulco, Tezcuco y Cholula.” Es de advertir que los terrenos y solares que se concedían a los indígenas en los barrios, “no eran merced perpetua, sino por sólo el tiempo y voluntad de esta Ciudad”, según un acuerdo de 1550. Sin embargo, esta restricción pronto cayó en olvido. Los tlaxcaltecas se establecieron en Sta. Ana, los de Tezcoco en S. Pablo de los Frailes, los cholultecas en Santiago y los de Tlatelolco en este barrio, que en 1550 se designa con el nombre de S. Pablo, de lo cual se colige que entonces ya existía su iglesia, “la ermita, como escriben en 1588, que fundó la madre de Francisco Rodríguez”. En 1556 se cita el barrio de S. Pablo que está “por cima (al Poniente) del monasterio de Sto. Domingo”. Según los primeros Libros de los Censos (1584-1601), se extendía este barrio entre las Avdas. 6 y 16 Poniente, formando el límite de la población española en el siglo XVI la C. 7 Norte, y a partir de 1608, la C. 9 Norte. Los vecinos del barrio empezaron a establecer un hospital en 1551 o 1563, cuya capilla se dedicó al mismo patrón, distinguiéndose el templo primitivo por la adición de el Antiguo, o más tarde, el de los Indios o Naturales. Ambos pertenecían a la doctrina de los dominicos. Desde 1640, empero, el último templo fue ayuda de la parroquia de S. José, habiendo perdido los religiosos la administración parroquial. En 1769 el barrio se incorporó a la nueva parroquia de S. Marcos, y en 1922 a la del Sagrado Corazón de Jesús.
Antiguamente el templo se descuidaba. Aún en 1780 las ventanas carecían de vidrios, el piso era de tierra y los altares pobres de adorno. Delante de la fachada, que mira al Poniente, y donde hoy está el Jardín Juárez, había un atrio cerrado. En esta Av. 10 P. 900, el costado Sur de la iglesia, se hallaba una puerta, que se cita en 1703 y probablemente subsistió en 1817, pues entonces se dice que “la puerta principal” da a la C. 11 N. 1000.
En el lienzo de la pared de la calle, probablemente de esta Av. 10 P. 900, había una imagen de Jesús cayendo bajo el peso de la cruz, parecida a otra en la pared del Sagrario cuya cabeza estaba pintada en una piedra de amolar; ambos cuadros parecían, según Veytia, ser obra del mismo artífice, que dicen fue un chino de nación. La pintura del Sagrario que hizo en 1612, se protegía contra la intemperie por un jacal, construido por los tratantes de chile, hasta que se trasladó al interior del Sagrario, en 1690. El cuadro de S. Pablo tenía un tejadillo de tejamanil, semejante en su forma a los que hoy se ven en la pared de S. Jerónimo (Av. 7 Or. 200) y Capuchinas (Av. 9 Or. 1). Pero poco antes de 1780 se lo substituyó por una capilla, muy pequeña, para no impedir el paso de la calle. Era muy curiosa y bien adornada, con un altar, ardiendo siempre delante de la imagen muchas luces que llevaban a ofrecer lo fieles; había muchísimos “votos”, así de plata como de cera, y varias pinturas que manifestaban los milagros que el cuadro había obrado.
En 1784, esta imagen del Sr. de los Trabajos, nombre empleado ya por Veytia (1780), junto con el trozo de la pared de adobes sobre el que está pintada al fresco, se trasladó al retablo de la nave izquierda; luego definitivamente al altar mayor, bajo la dirección del arquitecto José Manso, el 11 de septiembre de 1856. Fueron los días de la mayor exaltación religiosa y exasperación de los ánimos por las adjudicaciones de los bienes eclesiásticos, el intervalo entre los dos sitios que sufrió la Ciudad de parte del gobierno liberal.
La costumbre de ofrecer ex-votos al Señor de los Trabajos subsiste en nuestros días. “En esta iglesia, dice la Noticia Curiosa (1860), el cuarto viernes de Cuaresma, abundan los convalecientes, como una semana antes en Sta. Ana, a dar gracias y rendir al Señor muletas, cuadros pequeños que representan algunas maravillas y figuritas de plata o de cera, de órganos del cuerpo humano, que fueron atacados de enfermedades y sanos a la invocación del Señor.”
Una sola vez llaman al templo Iglesia de los Naturales de S. Pedro y S. Pablo (1697). Generalmente se decía la Iglesia Antigua del barrio de S. Pablo (1704), S. Pablo el Viejo (1720), Iglesia de S. Pablo de los Naturales (1703) o de los Indios (1711), Iglesia de S. Pablito (1723, 1747, 1817, 1842, en la Guía de 1852 ("Capilla") y el plano de Almazán, 1863). El nombre de Iglesia del Señor de los Trabajos, que se adoptó por concesión especial de la Sta. Sede y actualmente es el corriente, se usa en 1840 y 1869.
La cuadra se denomina Calle del Señor de los Trabajos en 1823, en la maqueta más antigua y en los planos de Almazán (1863) y de Careaga (1856-1883); Calle de S. Pablo en el padrón de 1791 y la nomenclatura de la Guía (1852); Calle de S. Pablito en el plano de Rivera (1862), en 1884, en el padrón de 1902 y la placa respuesta; Calle del Costado de la Iglesia de S. Pablo (de los Naturales) en 1824 y en el padrón de 1832; Calle de S. Pablo de Naturales en los planos de Ordóñez (1849), de la Guía (1852), de Soto (1915), el Croquis Azul, Nieto y Camarillo. Barrio de S. Pablito se escribe en 1840.
En la época colonial, los naturales tenían no sólo sus propios templos que en la primera centuria estaban a cargo de los frailes, sino también su administración civil separada de los españoles. Por una real cédula de 1549 y otras se mandó que los mismos indios se escogieran unos como jueces pedáneos (subalternos, que juzgaban de pie), regidores, alguaciles, escribanos y otros ministros de justicia, que a su modo y según sus costumbres la administraran entre ellos y determinaran o compusieran las causas de menor cuantía y tuvieran a su cargo los demás ministerios de sus pueblos.
Según Veytia, los naturales tenían “su cuerpo de república en que estaban filiados y empadronados”, su gobernador, alcalde y oficiales. (También en las ciudades de España formaban, en la Edad Media, tanto los moros como los judíos sus municipios separados, llamados aljamas.)
El alcalde el barrio de S. Pablo, por ej., electo por el año de 1556 fue el carpintero García, que necesitaba, cuando se presentaba en el Cabildo de la Ciudad, un intérprete jurado". En 1627 se cita el intérprete Hernán Conde. En 1562 se eligieron tres alcaldes en los barrios de S. Agustín (Santiago), S. Pablo y S. Francisco. Igualmente figuran tres alcaldes en una petición de los indios de 1631, que empieza: "D. Diego Pérez, Domingo Miguel, Diego Damián, Martín Pérez, gobernador y alcaldes de los naturales de esta Ciudad, por nos y por el común decimos..." Los referidos tres barios de S. Pablo, Santiago y S. Francisco se citan también en 1610 y 1681. Pero en 1795 se menciona un alcalde del barrio de S. Miguel, Rafael del Espíritu Santo. Según las Ordenanzas de 1787, las elecciones tenían que efectuarse en presencia de un representante del Ayuntamiento para impedir desórdenes. (Distintos son los alcaldes de barrio, establecidos en el último cuarto del siglo XVIII) Desde fines del siglo XVI hay también un gobernador de los indios.
En Xonaca se mencionan, en 1780 ‘el alguacil mayor actual y el pasado, el fiscal actual y el pasado”. Los fiscales, indios que servían por turno al cura, habían que averiguar y castigar a los de sus vecinos que faltaban a la misa en los días festivos. Hay fiscales todavía en los pueblos, por ej. en los alrededores de Cholula.
En esta Av. 10 P. 900 se cita en 1683 “la casa del gobernador de los naturales”, y más tarde, “frontero de la iglesia antigua del barrio de S. Pablo, las casas de Felipe de Santiago Xalalatzin, gobernador de los naturales de esta Ciudad”, quien desempeño su cargo en 1704 y 1712, y tenía también casas en la C. 9 Norte, que lindaban “al Norte con otra casa y por otro lado con la plazuela de S. Ramón”. En la acera Sur de la Av. 10 P. 900 estaba igualmente “la cárcel de los indios” (1696 y 1700), “la cárcel y el gobernador, en la esquina” (1707). “La casa donde vive el gobernador, en el barrio de S. Pablito”, se cita en 1806. Una “casa frente de la iglesia” colindaba con la “casa de comunidad de Tecpam (véase C. Sr. Eccehomo) de los naturales” (1728). “Calle de S. Pablo el Viejo y de la Tecpam” escríbese en el padrón de 1720. “La Audiencia y cárcel de los indios”, situadas en esta cuadra, se mencionan en 1765. Aún en 1836 escriben: ‘Calle que baja de la iglesia de S. Pablo y cárcel de los naturales”, cuadra que en el mismo documento se designa por “Calle de Zayas, que baja del Señor de los Trabajos”.
En 1685 el gobernador de los indios Miguel de los Santos "puso la santa cruz de piedra allá en la sala de cabildos de los señores indios llamados de S. Pablo, y quitó la que era de madera y la puso en la puerta de la iglesia de S. Pablo.

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