Calle del Obraje. Avenida 16 Poniente 500

Hasta el siglo XIX, los obrajes o fábricas de tejidos de lana tenían la misma importancia para la Ciudad que hoy las fábricas de hilados y tejidos de algodón. Los vecinos que vinieron después de los primeros pobladores, dice Cerón Zapata, “fueron del arzobispado de Toledo” —de la Villa de Viruega, según Bermúdez de Castro— “y de su alcarria (altiplanicie), trayéndose consigo informaciones de limpieza (de su sangre) y su fe de bautismo de cada uno (documentación de no ser de origen judío o sarraceno), cosa que hoy vemos muy raro. Estos dieron principio a sus obradores de labrar paños, frisas y sayales y otros tejidos de lana”-como rajas (paño muy liso)-, “y hoy (1714) a dichos obradores llaman obrajes. Y como la gente (los indígenas) era mucha, sirviéndose de pellejinas (pequeñas pieles) y de mantas de algodón mal tejidas y sin el beneficio que después se perfeccionó, pues lo que se traía de España, no era bastante ni suficiente para tanto concurso, dieron principio a fabricar casas con todo lo necesario y menesteroso a su disposición y con los oficiales y operarios que pedían las tareas a su obra.” 

En 1539, Francisco de Peñafiel estableció el primer obraje “para hacer paños como en Segovia”. (Peñafiel es un pueblo en la provincia de Valladolid, muy cerca de Segovia.) Para golpear y enfurtir los paños se construyó un batán o máquina compuesta de mazos de madera en el río Alcececa cerca de Totomehuacán, que en 1553 pertenecía a Bartolomé Rodríguez, tal vez el alcalde de 1560, y que hoy está convertido en una hacienda, conservando el nombre de El Batán. En el siglo XVIII había varios batanes a la orilla del mismo río, y dos en el río Atoyac, uno en Amatlán (véase C. Molinos) y el otro al Sur del  Puente de México, que figura en el padrón de 1773, se designa por Molino del Batán en el plano de Álvarez (1856) y hoy se titula Molino del Puente. Para el mismo objeto sirvió también el molino de S. Antonio (véase Pl. Mártires Tacubaya).

Uno de los primeros obradores o telares de paño fue el que poseía Juan de Formicedo en compañía de su cuñado Bartolomé Rodríguez de Fuenlabrada, entre la actual Calle de Alatriste y el río; lo vendió en 1555.

En el obrador de paños de Pedro de Tapia se estableció el convento de Sta. Catarina (1555). “A la buena fama de la ropa que en esta Ciudad se tejía y labraba en estos obrajes, que eran muchos y siempre se esmeraron en ello, acudían de todo el reino a sus compras, así encomenderos (españoles a quienes se había hecho encomienda o repartimiento de indios) como mercaderes; y después con el tiempo venían de las provincias del Perú, que no son pocas, con gruesas cantidades de reales que dejaban para los empleos (véase C. Carros); y en breve tiempo se hicieron poderosos y acaudalados.” Los trabajadores eran en gran arte naturales, reos de algún delito, que en lugar de expiarlo en la cárcel, podían trabajar para tiempo definido en un obraje. Los obrajeros los sacaban de la cárcel, celebrando con ellos un contrato formal. Ya en 1561 se publicaron ordenanzas que protegían a esa clase de obreros contra cualquier maltratamiento de los dueños. Las autoridades civiles ejercían la vigilancia en los obrajes, y para impedir que los propietarios, en caso que eran al mismo tiempo regidores, no cumpliesen con esos decretos, se ordenó, a fines del siglo XVI, que ningún obrajero pudiera ser electo regidor, ley que produjo bastante disgusto entre los ricos propietarios y pronto cayó en desuso. A principios del siglo XVII se dió otra ordenanza a favor de los naturales, según la cual todos los obrajes debían concentrarse en las tres ciudades de México, Puebla Oaxaca, a fin de  que estuvieran bajo la vigilancia inmediata de las autoridades competentes. Esta ley, sin duda, favoreció a nuestra Ciudad y explica el gran número de obrajes que existieron aquí. En 1603 ya había 33; en 1622 se citan 10, entre ellos los de Miguel Carrillo, Bartolomé de Tapia, Cristóbal de la Carrera y Martín de la Fuente. Los que podemos localizar son los siguientes:

1o. Obraje de Sebastián de Acuña, en la C. 5 Sur, antes de 1695; con sus huertas se formó en el siglo XVIII el rancho de Toledo.

2o. Obraje de Juan Amador de Hita en la C. 11 Sur, antes de 1683. 

3o. Obraje del capitán Diego Andrada Peralta, en la C. 7 Sur, antes de 1707.

4o. Obraje del regidor Gabriel Angulo, probablemente en la C. 9 S. 500 o 700. Al mismo regidor se le concedió en 1593 el permiso de construir portales en la Plazuela de S. Agustín. En 1595 tuvo que vender su obraje por orden de un oidor de la Real Audiencia de México que vino de visitador, y en conformidad con la mencionada ordenanza que prohibió a los regidores tener obrajes.

5o. Obrajes de Cristóbal de la Carrera, en la C. 7 S. 300-500, hacia 1622, véase C. M. Vargas.

6o. Obraje del capitán Gabriel Carrillo de Aranda y de Miguel Carrillo, que después fue  depositario general Domingo de Apresa y Gándara y finalmente del alguacil mayor Mendoza y Escalante, en la Av. 2 Or. 600 (Puente Motolinía), en los siglos XVII y XVIII.

7o. Obraje de Cristóbal del Castillo, como el núm. 5 en la C. 7 S. 300 o 500, frente de la cerca de S. Agustín.

8o. Obraje del capitán Diego de Cobos en la acera Sur de la Av. 4 Or. 600-800, antes de 1697 (Villa Sánchez (1746) escribe “Juan”).

9o. Obraje del tesorero de la Santa Cruzada Juan de Cueto (1626), en la Av. 4 Poniente, esquina de la C. 13 Norte, en terrenos donde hoy está la estación del Interoceánico. En 1607, el Ayuntamiento estancó en su favor el papel blanco. En 1610 el tesorero prestó $11.300 a la Ciudad, para cuyo reintegro estuvo cobrando las rentas de ésta durante un año entero; fue alcalde en 1620 y 1623; construyó sus casas en la actual Avenida de la Reforma (antes de 1620).

10o. Obraje de Andrés de la fuente, en la Av. 4 P. 500, en cuyo sitio, llamado la Ginebra (1687), se construyó el hospital de Belén. En 1622 perteneció a Martín de la Fuente.

11o. Obraje de Juan y Rodrigo García del Castillo, igualmente titulado la Ginebra, en la Av. 13 Or. 1  (Tecajete). En 1612 fue dueño don Juan, que funge como regidor de 1617 a 1621; en 1627 don Rodrigo, regidor en 1612. Se nota que los parientes alternaban en la posesión del obraje y en el cargo de regidor, probablemente para eludir la mencionada prohibición. El capitán y regidor Juan García del Castillo fue alcalde provincial de la Santa Hermandad en 1639.

12o. Obraje del Gral. Juan de Guadalajara, entre las Calles 4 y 6 Sur (Sapos), desde 1626. Don Juan, hijo de Juan de Guadalajara y de Isabel de Alcalá, nació en la Villa de Viruega (Toledo). El virrey Alburquerque (165 -6 ) le nombró justicia mayor y teniente general de esta Ciudad. Su hijo fué probablemente el alcalde de 1659, Cristóbal de Guadalajara.

13o. Obraje de Juan Jiménez Ballesteros, en la C. 6 N.-Sur, 1618-22.

14o. Obraje de Juan Pérez de Labana, entre las Avdas. 3 y 5 P. 700 y la C. 9 S. 300 (1710; véase C. Tecali).

15o. Obraje de Juan Pérez Forte de Avilés, en la esquina de la Av. 7 Poniente y de la C. 7 Sur (1707).

16o. Obraje de Sierra Vargas en la Av. 2 P. 300, antes de 1741. (El Lic. Rodrigo de Sierra Vargas fue alcalde en 1633. A fines del siglo XVIII vivió el maestro de arquitectura Diego de la Sierra Garcipérez de Vargas.)

17o. Obraje de Juan Tello, en el antiguo callejón entre las Avdas. 8 y 10 Or. 400,  antes de 1728 (véase C. Huertas).

18o. Obraje de Tapia. Perteneció a Bartolomé de Tapia, a lo menos de 1612 a 1633; estaba situado al Norte de esta Av. 16 P. 500. La casa de morada del dueño se hallaba en la vecina C. 5 Norte, probablemente en la acera Poniente de la cuadra 1600. En 1713, el obraje fue propiedad del capitán del Batallón del Comercio Antonio de Lascano, pariente muy próximo de la familia de S. Ignacio de Loyola, alcalde en 1712 y casado con María Rosa Altamirano y Castilla Rincón Gallardo. Su hijo Francisco Javier, nacido en 1702, estudió en los colegios de S. Jerónimo y S. Ignacio se hizo jesuíta en 1717 y murió en 1762. fue muy célebre como orador, catedrático en México y autor de obras piadosas (véase C. Padre Lascano).

El obraje del alcalde se llamó después de Cobos, pero es distinto del obraje (8o.) del capitán del mismo apellido, y perteneció, por lo menos desde 1744, a Francisco Lomba.


Padre Francisco Lazcano. Cuadro existente en el Colegio del Estado.
 La leyenda reza: "El Pe. Franco. Xavier Lascano de la compañía de 
Jesús, professo de querto voto, Calificador de Sto. Officio Prefecto de
 la muy Yllustre Congregación de la Purissima Dr. en Sagrada Theologia,
 Cathedratico de la Real Universidad de México. Nació en la Ciudad de los
 Angeles a veinte, y quatro de Octubre de 1702. Fue Colegial de este Colegio
 el año de 9, desde los 7 hasta los 12 de su edad. Murió en México el día treze 
de Mayo de 62, á los 59 años seis meses y 19 de edad, y de Religión 45."
 A la derecha se ven las ínfulas doctorales: arriba, el bonete de doctor en teología, 
con borlas grandes blancas, y prendidos de éstas, varios "pompóncitos" de
 seda blanca; abajo, el capelo de seda blanca con fondo negro.

En tiempos de Bermúdez de Castro (1746), los obrajes habían disminuido por la competencia de las fábricas de Cholula y Querétaro y la importación desde Holanda, Francia y Venecia, de manera que en Puebla se hacía solamente paño criollo muy corriente, llamado palmilla, y piezas de bayeta para la gente pobre, sirvientes y trabajadores de hacienda, vistiéndose hasta los oficiales de talleres en paño de Castilla. Así es que en 1746 estaban “arruinados los obrajes de Tapia, Acuña, Cueto, Río, Andrade, Apresa y otros".

Sin embargo, parece que respecto al obraje de Tapia el historiador se equivoca. “La casa conocida por Obraje de Lomba” estaba en la esquina de la C. 5 N. 1600 y esta Av. 16 P. 500 era probablemente; la misma en que había vivido Bartolomé Tapia. La posesión que a principios del siglo pasado (1816 y 1824; véase Av. Hidalgo) pertenecía al padre Manuel Hidalgo, abarcaba toda la manzana como se ve aún en el plano de 1883. formaba una huerta denominada del Obraje de Lomba, sembrada con alfalfa de 1861; no había edificios exceptuando 5 casas en la C. 7 N. 1600 (Fray Martín). 

Esta Av. 16 P. 500, al igual de otras cuadras que rodean la misma manzana, lleva el nombre de Calle del Obraje de Lomba desde el padrón de 1773, por ej. En los planos de Ordóñez (1849) y de Careaga (1856-1883), de 1908, en el Croquis Azul, Nieto y Camarillo. En las Ordenanzas de Flon (1796) la cuadra está marcada como La Alcantarilla, y la C. 5 N. 1200 (fuente Alta), como Obraje, habiéndose invertido las denominaciones, y con el nombre de Lomba figura la Av. 16 P. 700 (Roncos).

En el siglo XVIII existían otros obrajes, por ej. en las calles de la Cholulteca, Almoloya y Mesón de Priego (véase C. Palmar). La casa núm. 15 de la Calle del Alguacil Mayor, junto al Portalillo, sirvió de obraje en 1735, cuando recibió una merced de agua. “La casa del obraje frente a S. Jerónimo” y “el obraje en la Calle de Sta. Teresa” se citan en 1805. En la primera parte del siglo XIX había obrajes en las Calles de Manzano y del Parián; después se les llama fábricas de tejidos de lana.


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