Este callejón se había previsto en la primera traza de la Ciudad, en imitación de la Callejuela junto a las Casas del Cabildo en México. Ya en 1536, cuando empezaron a construir la casa del Ayuntamiento, se habla de “la Calleja que sale de la Plaza”, y en 1555 se ordena que “se haga un solo arco en la boca de la Calleja, para que no ocupe el pasaje”. En 1578 el ex-mayordomo de la Ciudad, Cristóbal Sánchez Paladines, que vivían en la C. 6 S. 500 (Sapos), fue encargado de construir una capilla para la gente del mercado y los regidores, a fin de que éstos pudieran oír la misa antes de entrar en el cabildo como era costumbre. Se acordó también que don Cristóbal “haga un arco que caiga al extremo del corredor, y otro hacia la Plaza e Tianguis, y que entre los dos, sobre la dicha callejuela, haga e funde una capilla”, la cual se inauguró en 1591. En 100, cuando se edificó la Carnicería en la Av. 2 Or. 1 (Independencia), abrieron otro callejón, que, saliendo de la mitad del prime ro, corría hasta la C. 5 de Mayo (Guevara), por atrás de la cárcel, paralelo al Portal. Pero los presos, horadando la pared, se escaparon, y agregándose otros inconvenientes, se condenó el nuevo callejón.
El arco encima del Callejón, en el Portal, tenía, según Cerón Zapata (1714), 6 1|3 varas (5, 3 mts.) de claro y era “hecho de cantería que llaman los artífices de punta de diamante”.
El sitio al Poniente del Callejón, en la Av. 2 Or. 1, sirvió, de 1546 a1576, de Corral de Concejo, que anteriormente se había hallado en el lugar donde, en 1546, se construyó el Matadero (C. Colonia), y que en 1576 se trasladó a la Plazuela de S. Francisco (Boliche). Por corral de concejo se entiende "el lugar seguro establecido por cuenta de las rentas municipales para que puedan ponerse en él las bestias y ganados que hagan daño en las sementeras y pastos ajenos, o que anden sueltos en los caminos públicos". Los pueblos tienen hasta hoy su corral concejo, v.g. Aquixtla (Alatriste). En Puebla se lo convirtió en el sitio donde se guardaban las carreteras de la limpia.
Veytia (1780), designa el callejón con el nombre de Callejón de la Carnicería, como escriben también en 1797 (véase C. Independencia).
Otra denominación era Callejón de la Alhóndiga, la que se usa en 1770, 1790, 1806, 1813, 1871, 1872, 1896 y 1898.
En 1626 o poco antes, el regidor Juan de Narváez (véase C. Caja del Agua), en nombre de la Ciudad, pidió al virrey Marqués de Cerralbo permiso para “hacer alhóndiga en donde entre y se venda el trigo, harina, maíz y cebada y otras semillas que se traen a la dicha Ciudad para el proveimiento de ella”. El alcalde mayor Luis de Bocanegra dijo en su informe al virrey: “Vi el sitio y lugar que el Cabildo tiene señalado, y situado, que es de sus propios, a las espaldas de los Portales de la Plaza Pública, que al parecer será un solar de 50 varas de largo y otras tanto de ancho, donde esta edificado un portal de nueve arcos de piedra de cantería muy bien labrados, cubiertos el dicho portal y una sala espaciosa que coge todo el largo de él, con cada dos aposentos a los lados, enmaderados y cubiertos, y un patio que es el resto de dicho solar… Los linderos son otras casas y tiendas de los mismos propios de la Ciudad y sólo por un lado linda con casas de Melchor de Cullas…El sitio es muy acomodado, dándosele entrada por los dichos Portales de la Plaza por ser el lugar público y estar a la vista de la Audiencia.” El permiso del virrey es fechado en México el 15 de octubre de 1626. (La alhóndiga de Cholula data de 1646.) En 1676 la Alhóndiga de la Ciudad dió al Cabildo eclesiástico motivo para una queja, como consta en el acta de su sesión del 29 de mayo de aquel año.
Hallábase situada en la mitad del callejón, al Poniente, y en el siglo XVIII estaban en ella las imágenes "de la Sacratísima Familia de los Cinco Mejores Señores" (véase C. 5 de Mayo).
Un nuevo edificio se comenzó a construir en 1777. Para este fin, el virrey Bucareli (1771-79) concedió a la Ciudad la sisa o impuesto sobre el vino, importando 3 pesos y 1 real por cada barril.
Según las Ordenanzas de 1787, uno de los regidores era diputado de alhóndiga, y bajo sus órdenes estaba el alcaide de la Alhóndiga. En el pósito (depósito, bodega) debía estar siempre una provisión suficiente de maíz para el caso de una carestía y malas cosechas. En tiempos pasados carestías locales eran frecuentes, y ocasionaban estragos en las grandes poblaciones debido a la insuficiencia del tráfico, peligro que hoy ha desaparecido y con él la necesidad de tener alhóndigas o colecturías.
En los últimos años de la época colonial y después, la Alhóndiga, al igual de la Carnicería y el Matadero, ya no sirvió para su destino, o sólo parcial y excepcionalmente, si bien había un "alcaide de la Alhóndiga" aún en 1824. Después de los dos sitios que luego sufrió Puebla, uno por las tropas sublevadas de los generales Aristas y Durán en julio de 1833, que duró 6 días, y el otro por las tropas del gobierno de Santa Anna, durante los dos meses de junio y julio de 1834, se sintió de nuevo la necesidad de tener una provisión de cereales, y por eso volvió a usarse una de las bodegas de la Alhóndiga como troje, pero era insuficiente, según Peña. Esa bodega tenía entrada por la Calle de la Carnicería (Av. 2 Or. 1). Al edificio llaman "la antigua Alhóndiga" (1864) o "la ex-Alhóndiga" (1871).
Ya en 1817, habiéndose sofocado el movimiento popular y estando la Ciudad segura contra una sorpresa de parte de los insurgentes, se destinó parte de la Alhóndiga para construir en ella un teatro provisional, mientras que se reparaba el Coliseo. En 1824 se instaló en un departamento del edificio el Congreso local, así como el Supremo Tribunal de Justicia. En el salón del Congreso, Gómez Pedraza prestó el juramento para la presidencia de la República, el 26 de diciembre de 1832, abandonando el poder Bustamante. Es éste el acto con que se inauguró el período de los ataques contra el clero.
En el plano de Ponce (1856), el edificio figura como Prefectura, en el de Careaga de 1863 como Antiguo Congreso y Prefectura, lo que se repite equivocadamente en el de 1883, en lugar de escribir “Congreso de Jefatura”, pues sólo durante la invasión (1863-67) no hubo Congreso ni jefe político. Por Prefectura se entendía la administración gubernativa de una parte de la entidad. De 1826 a 1861 el Estado de Puebla se dividía en departamentos (7), y éstos a su vez en partidos (25). El jefe de un departamento se titulaba prefecto político. El primer prefecto del departamento de la capital de Puebla, Antonio de Zamacona, fue nombrado por el gobernador el 29 de julio de 1826, conforme a la ley de 30 de marzo de propio año.
En tiempos de la República Central (diciembre 1835- agosto 1846, septiembre 1853- septiembre 1855, marzo 1858- diciembre 1860), el mismo territorio de la entidad formaba un solo departamento, dividido en 7 distritos, en lugar de departamentos conservando el gobernante del departamento el título de gobernador. De junio 1859 hasta marzo de 1860, durante la dominación de los conservadores, la prefectura estuvo suprimida, pero se restableció en seguida; al mismo tiempo substituyó a los 4 alcaldes un solo presidente del Ayuntamiento.
Luego, el 8 de marzo de 1861, habiendo triunfado el gobierno liberal de Juárez en la guerra de Tres Años, se dividió el Estado en distritos, que estaban a cargo de jefes políticos.
En la época de la Regencia y del Imperio (1863-1867), Puebla era uno de los 50 departamentos en que se dividía el territorio mexicano y que se gobernaban por prefectos políticos. El distrito de la Ciudad formaba primero, en 1863-65, la prefectura municipal con su prefecto municipal. Pero el 30 de enero de 1865 se suprimió la prefectura municipal, al igual que los puestos de los 4 alcaldes, reemplazándolos, como en 1859-60, un solo funcionario, llamado alcalde (1865), y alcalde mayor o municipal (1866-67).
El triunfo de los republicanos, en abril de 1867, restituyó la jefatura política, hasta que se la suprimió definitivamente por la revolución de 1914.
En cuanto al edificio de la Alhóndiga, se celebró en él, durante la primera estancia de Maximiliano y Carlota en Puebla, con un baile el cumpleaños de la emperatriz, el 7 de junio de 1864. Igualmente se verificaron aquí las festividades durante la visita del presidente Porfirio Díaz en 1896.
La Jefatura Política se trasladó, entre 1891 y 1896, al Palacio Municipal donde estaba por lo menos en 1896. De allá se pasó a S. Pantaleón, probablemente al comenzarse la reedificación de aquel Palacio (1897).
En 1899 se remató la casa y se derribó para construir en su lugar una ferretería, conservándose de la fachada únicamente la portada del zaguán de la Av. 2 Or. 1, con el escudo de la Ciudad, aunque se pasó, desde la mitad, al extremo Poniente del edificio. Entonces se trasladó el Congreso al antiguo colegio jesuita de S. Jerónimo en la Calle del Carolino y después a la del Correo Viejo.
En 1913-32 el edificio se reconstruyó completamente, pero otra vez se respetó dicha parte de la fachada que, si bien modificada, recibió su antiguo lugar en el centro.
Acaso estuvieran en la Alhóndiga también los 6 "oficios públicos" o notarías que, según la Guía de 1852, se hallaban en la Calle de la Carnicería, estando los otros dos "en las secretarías de los tribunales superiores".
En el padrón de 1835 y 1867, el callejón se titula el Callejón de la Cárcel. En la época colonial, la cárcel del Ayuntamiento era destinada para blancos y negros, teniendo los indios la suya, junto a la casa de su comunidad o tecpán (véase C. S. Pablo Naturales). La cárcel de la Ciudad, sita, como en México, atrás de las Casas Reales, se instaló, en 1548, en la mitad Poniente del Portal, y ya en 1551 dió origen a serias quejas de parte del alguacil mayor. Gonzalo Díaz de Vargas: Había sólo dos salas para las mencionada clases de confinados, faltando departamentos para mujeres, y los reos se escapaban con bastante facilidad.
Todos los sábados, el alcalde mayor solía visitar a los internados, lo que era su deber según los reglamentos generales de España. Desde 1622 existía una Cofradía de Caridad, que cuidaba a los presos que entonces eran más de 100. Un siglo más tarde (1714), esa cofradía se reputaba como una de las más ilustres de la Ciudad.
En 1714, cuando se reedificaron las casas del Cabildo, se traslado la cárcel al lugar “que ocupaba la antigua vivienda de los alcaldes mayores, cuyo patio y escalera subsistieron (en 1780), aplicadas aquellas piezas altas a prisión de mujeres, capilla de ajusticiados, sala de tormentos, y de visitas, teniendo esta última una puerta de comunicación al corredor de la vivienda de los gobernadores (desde 1754, antes alcaldes mayores). El gobernador Joseph Merino y Cevallos (1771-77) amplió la habitación de la cárcel, colocándose una lápida de mármol sobre la puerta de ella con la siguiente inscripción: Dio principio y se concluio está obra en el año de 1773, siendo Goveor. Militar y Politico de la Novilisima Ciudad el Sor Coronel Dn Joseph Merino y Cevallos, a cuyas expensas, caridad, y zelo se debio la ex-tienda (ampliación) de esta Carcel, y el alivio de los Reos, que encierra, con ayuda de limosnas que liberales franquearon algunos bienhechores para su construcción."
En 1825, ya en tiempos de la Independencia, el antiguo colegio de S. Ignacio, frente al Hospicio, recibió la mayor parte de los presos, erigiéndose en Presidio. Los presos de la cárcel se ocupaban en hacer zapatos, ceñidores de algodón, puntas o encajes, sombreros de petate y palma, y sobre todo en trabajar el peal, especie de polaina. En el presidio había varios talleres, como herrería, carpintería y zapatería, saliendo gran parte de los presos a las obras pública.
En 1867 todos los presos se trasladaron al ex-hospital de S. Juan de Dios. Ya a fines de 1862 el Ayuntamiento había vendido el local de la cárcel a Ignacio Guerrero para la construcción de un teatro, obligándose el comprador a concluir el teatro dentro de un año. Pero las circunstancias políticas, la intervención (1863-67), impidieron la ejecución del proyecto por entonces.
Ignacio Guerrero y Manzano, nacido en 1811, era un “hombre de talento y empresa, infatigable iniciador del reformas públicas y protector de la industria”, como Francisco Arbeu en México. En 1852 fue miembro de la Junta de Industria que presidía el gobernador Juan Múgica. En 1855 fundó la Empresa de Cañerías, llamada más tarde (1907) Compañía de Aguas Potables, que “instaló el nuevo sistema de fuentes económicas con cañerías de fierro”, celebrándose el contrato con la Ciudad el 12 de septiembre del mismo año. Al propio tiempo Guerrero instaló el primer Hotel en Puebla, el que hoy se titula de Arronte. Estableció fábricas de tejidos en varios molinos de los alrededores, por ej. en el molino del Cristo, así como en Atlixco. Murió en 1889.
Para la construcción del teatro se utilizó la madera de la Plaza de Toros de S. Jerónimo. La entrada para el público se formaba por puertas en el Portal, que hasta 1928 subsistieron en los bajos del Palacio Municipal, junto al Pasaje; en el callejón mismo estaba la entrada para los actores y que daba acceso al foro. Por lo tanto el callejón tomó el nombre de Callejón del Teatro, con el que se cita en 1891, 1894 y 1903. En el teatro había ya en 1869 un "café fonda y casino", en 1892, "café, billares y cantina, con entrada desde el Callejón del Teatro". Este Teatro de Guerrero se incendió el 31 de enero de 1909. En el sitio quedó parte de los escombros hasta que se empezó a construir el nuevo teatro (1928), llamado igualmente Teatro Guerrero. Se estrenó el 1o. de febrero de 1930.
En el siglo XIX había en Puebla, además del Coliseo,
llamado después Teatro Principal, los
siguientes teatros: 1o. Teatro del Progreso, Av. 3 P. 700 (Tecali),
1842-63; 2o.Teatro
del Genio, Av. 6 P. 300 (Gallos), a lo menos desde 1856 hasta 1867; 3o. el circo y teatro
de Chiarini, Av. P. 500 (Costado S. Agustín), en terrenos del ex-convento, incendiado
en el sitio de 1867; 4o. Teatro Guerrero, 1868-1909; 6o. Teatro del Casino, Av. 5 P. 100 (Correo Viejo), 18831903. Ene el siglo XX, después de los incendios del Teatro Principal (1902) y del Teatro Guerrero (1909), quedó como único el Teatro Variedades, inaugurado el 30 de octubre de 1908, en la Av. 2 P. 300 (Portería Sta. Catarina).
Habiendo dado el Cabildo la licencia para formar un Pasaje con techos de cristales en 1901, "el inmundo Callejón del Teatro, que era un desdoro para Puebla", se trasformó en "Un centro hermoso y concurrido", tal como en vano se busca en otras ciudades, tomando, al mismo tiempo que la Callejuela en México, el nombre de Pasaje del Ayuntamiento, aunque el nombre oficial, dado en 1903, pero nunca usado, fue Bazar. En su acepción moderna, un galicismo introducido en varios idiomas europeos, la voz 'pasaje' significa "un pasadizo entre dos calles, cubierto de vidrieras y con tienda y viviendas en sus lados". En 1917 lo bautizaron Pasaje de Ignacio Zaragoza.










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