"Tres lugares público encargan las leyes que tengan los pueblos para el despacho de los negocios: la casa del Cabildo o Consejo, la casa de Audiencia Pública y la cárcel." En el trazo de la Ciudad se había reservado al Cabildo toda manzana de la acera Norte de la Plaza Pública. De estos solares, el Ayuntamiento, en 1536, vendió dos, el que forma la esquina con la actual Calle del 5 de Mayo 1 (Guevara) y el que sigue hacia el Oriente. Para la venta de esos solares se necesitó la autorización del virrey, pues, según el reglamento español, “vender tampoco no pueden los regidores ni enajenar los bienes raíces de la Ciudad, sin información”. Como representante del rey, el virrey dió el permiso correspondiente. Los compradores tuvieron que construir portales no sólo en sus solares, sino también en los adyacentes de la Ciudad, "hasta la Calleja" (Pasaje). Pero la Ciudad debe de haber recuperado las fincas en el mismo siglo (véase abajo). En 1832 le pertenecieron todas las casas en este Portal, 8 sin el Palacio, así como las contiguas 2 en la Calle de Guevara, 3 en la Calle 1a. de Mercaderes, y la Alhóndiga en la Calle de la Carnicería (Independencia). Debido a la ley de desamortización de bienes de manos muertas (junio 25 de 1856), la Ciudad tuvo que vender todos sus bienes raíces, conservando sólo la mitad Oriente del Portal y la Alhóndiga.
En los primeros años el Cabildo se había reunido en la casa del corregidor. Así leemos que el 25 de febrero de 1533 estaban "juntos en su Cabildo, según es uso y costumbre, en las casas de la morada de Hernando de Elgueta" (véase C. Sagrario). En el arriba citada año de 1536, se empezó a construir la primera casa municipal. En 1537 se publicó un bando, para que no se impidiese el agua de la acequia que venía para la obra de la Iglesia Mayor y para la obra que se hacía en los solares del Consejo. El edificio, sitio al Oriente del Callejón, era de piedra y mezcla de cal y arena, consistiendo de tres salas, las dos en los extremos, de 20 pies (5,6 ms.) de largo, la céntrica de 40 pies (11,2 ms.). Ocupaba, pues, poco más de la cuarta parte de la fachada del actual Palacio. En la sala principal, que era la del Cabildo, había un estrado de piedra, con su escalinata. Adentro estaba un claustro, por delante de todo el edificio un portal. Juntos se hallaba la vivienda del alcalde mayor. Al Poniente del Callejón se instaló la Audiencia y la cárcel, y por atrás, en el sitio donde se construyó después la Alhóndiga, el Corral de Consejo (1546-76). También se hizo la Capilla del Consejo, dedicada a S. Miguel y que se cita en 1561. En 1578 se edificó una nueva capilla, arriba del Callejón, sobre dos arcos, “para los regidores y la gente del mercado”. Se conocen los nombres de los capellanes desde 1611 a 1630. Aún en 1840 y 1855 se cita un capellán del Ayuntamiento.
A principios del siglo XVII ya había un segundo piso, además de la capilla. en la casa municipal, pues en 1614 se vendieron unos antepechos de piedra que tenía el piso alto de los corredores de ella, y al mismo tiempo el Ayuntamiento levantó un piso en todas las tiendas y casa que estaban situadas en este Portal al Poniente del Callejón. Atrás de estas viviendas altas se hizo otro callejón de Poniente a Oriente que comunicaba con el actual Pasaje. Aquí estaban entonces (1617) los departamentos de la contaduría de la alcabala, situados “después de la Audiencia hacia la esquina de la Calle (del 5 de Mayo), en el piso alto”. En 1618 se arregló un aposento, a un lado de la sala de Cabildo, para el archivo, habiéndose perdido ya el primer libro de Cabildo. Sin embargo, se extravió también el segundo.
De las noticias de Cerón Zapata (1714) y de Veytia (1780) se deduce, que a fines del siglo XVII las oficinas de la Audiencia y la cárcel se hallaban igualmente en la mitad Oriente del Portal, donde hoy está el Palacio. Pero todas esas construcciones carecían de "lucimiento y comodidad". En 1714 el alcalde mayor Juan José de Veytia Linaje (1699-1722) construyó un nuevo edificio, levantándolo de los cimientos. En el ángulo o esquina del Oriente del piso alto se hizo la vivienda para los alcaldes mayores. Había una uniforme balconería, sala capitular y capilla, cuya entrada era por la misma puerta y escalera principal del Palacio, de la que en el primer descanso, se dividía un ramo por donde se subía a un magnífico corredor con 8 arcos, sostenidos de columnas de cantería, sobre otros tantos de los portales de la Plaza, de 32 varas (27 ms.) de largo y (5 ms.) de ancho, con su balaustrada de hierro bien labrado, que daba entrada a dichas piezas y comunicación a la vivienda del alcalde mayor, sobre cuya puerta estaba la lápida de cantería que después se colocó en el cubo del zaguán y en el actual edificio está incrustada, junto con la jambas y el dintel del antiguo zaguán, en la pared del corredor que forma la espalda de la Sala de Sesiones. La inscripción reza:
REINANDO EN LAS ESPAÑAS NVUESTRO INVICTISIÑO SEÑOR Dn. PHELIPE V POR LA Ga DE DIOS SIENDO ALCALDE MAIOR DE ESTA NOVma. CIVd EL Sr. Dn. JVAN JOSEPH DE VEITIA LINAGE CABALLro DEL ORDn DE SnTIAGo DEL CONCEJO DE SV MAGd EN EL RIY SVPRmo DE YNDIAS SE REEDIFICO ESTE PALACIO Y LAS CASAS DE LOS PROPIOS I RENTAS AÑOS DE 1714.
"Reinando en las Españas nuestro invíctisimo señor don Felipe V por la gracia de Dios, siendo alcalde mayor de esta nobilísima Ciudad el señor don Juan José de Veytia Linaje, caballero del orden de Santiago. Del consejo de su Majestad en el real y supremo de Indias, se reedificó este Palacio y las casas, de los propios y rentas, año de 1714."
Debajo de las mencionadas piezas se colocaron los oficios públicos y la puerta de la cárcel que quedó situada en el mismo lugar que hasta entonces había ocupado la vivienda de los alcaldes mayores, cerca del actual Pasaje. El patio y escalera de aquella vivienda subsistían en 1780, aplicadas las piezas altas a prisión de mujeres, capilla de ajusticiados, salas de tormentos y de visitas, teniendo esta última una puerta de comunicación al corredor de la vivienda de los gobernadores (1754-84). A ésta se agregaron posteriormente, antes de 1780, algunas piezas para mayor comodidad de los gobernadores que tenían más crecida familia. También se formó, antes de 1780, una sala de armas en uno de los corredores de esta habitación para colocar las que se remitieron de España para armar las tropas que el rey mandó levantar.
Cerón Zapata, que escribe en el propio año de 1714 en el que se hizo reconstrucción, da la descripción siguiente: “La principal (acera Norte de la Plaza), que en su medio ocupan los alcaldes mayores, dividiéndola un arco que tiene de claro 6 varas y una tercia (5,30 ms.), hecho de cantería que llaman los artífices punta de diamante, muy bien compasado, y a cada lado se ven 25 arcos, todos de la misma materia, teniendo 3 varas y media de claro (2,90 ms).., las Casas Reales, sobre sus portales, o posesiones de propios de la Ciudad. En lo alto de su Audiencia corre un mirador arqueado de piedra de cantería, con 11 claros, todos de balconería de hierro, y en alto de en medio las armas reales (pues son Casas Reales), almenada toda la vivienda.
Esta la ocupan los señores virreyes y demás señores capitulares para los festejos que se le hacen en sus recibimientos. Se entra del corredor para la sala capitular... Lo restante de la vivienda de cuartos, salones, y oficinas al presente (¿después de la reedificación?) es suficiente para hospedar a un señor virrey y su familia, con balcones con el que da vuelta a la otra calle (Mercaderes), que caen a la Plaza Mayor, muy capaces."
Los 25 arcos que antes tenía cada mitad del Portal, existen todavía en la parte occidental. Al medir el ancho de los claros, Veytia incluye el ancho de las columna (25x4: 100 varas). Las descripciones de los dos historiadores difieren en que, según Cerón Zapata, la vivienda de los alcaldes mayores estaba junto al Callejón, como antes de la reconstrucción, pero según Veytia, en la esquina de la Calle Mercaderes, donde Cerón Zapata conoce la habitación para los virreyes. El nuevo edificio tenía efectivamente 11 arcos en el segundo piso como escribe Cerón Zapata. Si de 8 de ellos, según Veytia, era del corredor del Cabildo, pertenecían los 3 restantes a otras piezas.
Después de 1780 se cerró el mirador. Una litografía de Tomás Neve, en la Breve Noticia (1864), así como una fotografía de fines del siglo muestran que en la parte occidental del Palacio, entre el Pasaje, igualmente sobrepuesto por un segundo piso, y la entrada central, sobre 11 arcos de abajo, estaban otros tantos arcos, en cuyos claros posteriormente se habían practicado ventanas cuadriláteras. Detrás de éstas subsistió hasta lo último el corredor cerrado. La misma transformación se observa aún hoy en el palacio municipal de Veracruz, cuyo mirador está abierto aún en un grabado del 'Atlas Pintoresco' de García Cubas (1885).
Para el intendente Flon el edificio no era suficiente. Vivía con su familia en una casa adjunta al Palacio, tal vez en la Calle de Mercaderes, y que, luego de su muerte (1811), fue segregada del resto del Palacio y se remató en arrendamiento, por pertenecer a los propios de la Ciudad.
En la época independiente se hallaban en la parte oriental del edificio, como antes las oficinas de la Intendencia, entonces las del Gobierno del Estado, hasta que, en 1891, se trasladaron al antiguo colegio de S. Juan. Probablemente en su lugar se instaló la Jefatura Política. En 1896 se hallaba aquí, a más de ésta, el Archivo General del Estado, y un salón estaba destinado para las sesiones de la Sociedad de Defensores de la Patria en 1846.
El ayuntamiento disponía sólo de la capilla y tres piezas, situadas junto al Pasaje. De un inventario minucioso de 1829 sacamos los detalles siguientes: 1o. Capilla. Un Santo Cristo, un S. Miguel. 2o. Antesala. Once bastidores con vidrios ordinarios (9 de los balcones, uno de la puerta del Tribunal de Segunda Instancia, uno de la pieza de Cámara más antigua). 3o. Sala capitular. Dos bastidores con vidrios finos del balcón, 21 sillas de brazos con sus forros de terciopelo y galón de oro. 4o. Pieza interior. una bandera de damasco de las Tres Garantías; un mapa de la Ciudad (el plano de 18 7). Se ve que a los 11 arcos correspondía el igual número de balcones, 9 de la antesala, antes corredor, y 2 de la sala capitular.
En 1871 la sala capitular lindaba con la casa núm. 1 del Callejón, teniendo como accesorias las casas núms. 8 y 9 del Portal. Encima del Callejón estaba en lo último al archivo.
En el movimiento porfirista contra el presidente Lerdo de Tejada, “se saqueó, en la asonada del 13 de marzo de 1876, el Palacio de Gobierno por los soldados del 8° batallón del Gobierno General”, perdiéndose varios objetos. (Ese batallón tenía su cuartel en el Carmen.)
Las almenas mencionadas por Cerón Zapata se ven en varios cuadros y en la litografía de la breve Noticia. Los primeros muestran almenas también en las casas de los otros portales. La Noticia Curiosa (1860) afirma infundadamente que “las almenillas en las azoteas eran un distintivo de la nobleza” agregando: “aún se ven algunas casas con ellas, y el obispado”. Habiendo las almenas servido antiguamente de fortificación en los castillos medioevales, se convirtieron en este país en un mero adorno, formando remates conoidales o piramidales. Una fase de transición la representan las almenas muy grandes y fuertes del Palacio Nacional de la Capital, en un cuadro de mediados del siglo XVIII. Tienen la forma de un paralelepípedo recto con base cuadrada, coronado por una pirámide que remata en una bolita.
Almenas con bolitos hay en la casa núm. 8 (6) de la Av. 4 Or. 1 (Estanco Hombres), y se las ve, pero sólo de medio cuerpo, como ornamentación de las portadas de varios templos de la Ciudad (Santísima, Sta. Mónica, Belén, S. Agustín, etc.). De dicha forma rectangular pero sin bolas, son las almeas del Coliseo y de la torre de Belén. Exactamente de la misma forma, con bolas, eran los dos obeliscos que servían de pilastras terminales de la balaustrada delante de la entrada del antiguo palacio de Versalles, según el grabado de Israel Silvestre, 1664.
Al edificio del Cabildo le llaman Cerón Zapata (1714) y las Ordenanzas de 1787: Las Casas Reales, otros autores: Las Casas Consistoriales. La 'Política para Corregidores' conoce los términos: Casa de Concejo, Consistorio, Regimiento y Ayuntamiento. Pero desde la reedificación de 1714, se prefiere para el edificio poblano el nombre de Palacio, que antes se aplicaba solamente a la casa del obispado. Ya en la lápida de 1714 leemos: "el Palacio y casas", en el plano de 1754: Palacio Real. En la época independiente, por ej. en los planos de Ponce (1856) y de Careaga (1856-1883), dicen Palacio del Gobierno. El edificio nuevo, que se construyó de 1897 a 1901, se llamó desde un principio Palacio Municipal o del Ayuntamiento.
En 1847-48, durante la ocupación de la Ciudad por los norteamericanos, el Cabildo se reunió en el salón del Congreso en la Alhóndiga o en el general (aula) del Colegio del Estado, mientras que el Gobierno del Estado se hallaba en Cholula.
Debido a un acuerdo del Cabildo de 1537, se erigieron los portales de esta cuadra dentro de los solares del Ayuntamiento, para dar a la Plaza la forma cuadrada. Se concluyeron gracias al empeño del corregidor Luis de León Romano (1554-57).
En 1602, la Ciudad compró 3 quintales de cadenas de hierro en Veracruz, para colocarlas en los pilares de enfrente de la Audiencia, a fin de que no pudieran pasar a caballo los que a ella concurrían.
"La alcantarilla debajo del balcón de la esquina de Palacio” se construyó por un particular en 1759. Subsistió en 1840.
En 1898 "se derribó la casa que cerraba el Callejón del Teatro. El objeto fue dividir el Portal en dos, para darle más vista al nuevo Palacio. Al mismo tiempo se conseguía que el antiguo Portal no tuviera el adefesio de ser la mitad mucho más alta que la otra, y también quedaba con mejor vista el callejón."
En el mismo Portal, abajo de los arcos, vendían y se hacían las almonedas (1555); v. g. se escribe que Juan de Villafranca fue "pregonero público de esta Ciudad, debajo de los Portales de la Audiencia".
De una costumbre que hoy nos parece repugnante, informa un acuerdo del Ayuntamiento de 1820. 'Se prohibió que en lo sucesivo siguieran exponiéndose en el Portal de la Audiencia los cadáveres de los ahogados o muertos en riña, y se ordenó llevarlos al hospital de S. Pedro, por haberlo solicitado los vecinos de dicho Portal, quienes pidieron se les llevara el camposanto (de Xanenetla) sin detenerlos en el cuarto de poner en la Plazuela del Volador, del lado del Palacio, junto a la Cruz de Cachaza, los cuerpos muertes con el objeto de recoger limosna para su entierro. La costumbre duró hasta 1745.)
En nuestra Ciudad fueron expuestos en el Portal de Morales, el 26 de abril de 1863, los cadáveres de más de 60 zuavos que habían perecido en Sta. Inés el día anterior.
Respecto de los cadáveres de los suicidas en Puebla sabemos se los arrojaba en el Cozcomate, hoy Cuezcomate, que es un cono hueco de caliza, al parecer el cráter de un géyzer extinguido, cerca del Puente de México.
En el siglo XIX (1842) la pilastra del portal en la esquina de la Calle de Mercaderes servía para fijar los carteles de las corridas de toros.
A pesar de la traslación del baratillo al Parián, se veía ya de nuevo en 1806 en el Portal un callejón de mercaderías de tablas, construido “con especial permiso de la Ilma. (Ilustrísima Ciudad o Cabildo)”, en los pilares que estaban frente del callejón.
Este portal se llamó siempre el de la Audiencia, muchas veces con la adición de Ordinaria; sólo en 1764 lo designan por el Portal de los Pañeros. Pero a principios de 1852 cambió de nombre, junto con los portales, bautizándose éste de Hidalgo. En los planos de la Guía (1852) y de Rivera (1862) encontramos un cuarto nombre, el de Portal del Palacio, que se usa también en 1903, 1908, 1911, 1914 y 1916. “Esquina de Palacio” escriben ya en 1840.
Nota.- El Lic. Juan de Salmerón, oriundo de Madrid, fue nombrado alcalde mayo de Castilla del Oro (en la costa atlántica de Colombia) hacia 1525, con el objeto de tomar residencia no sólo al pasado gobernador de aquella provincia, sino también a Hernán Cortés. Lo último no se verificó. Durante su gestión recibió del gobierno reglamentos muy detallados sobre la fundación de colonias de españoles. Hacia 1529 regresó a España. Designando miembro de la segunda Audiencia en México, arribó con el oidor Ceynos a Veracruz hacia el 3 de diciembre de 1530. La noticia se supo en la capital el día 7. Caminaron muy despacio, de manera que en el cabildo del 16 se dijo que tenían el propósito de esperar en Tlaxcala la llegada de sus dos compañeros, cuyo buque parece haberse atrasado. Probablemente platicaron entonces con el obispo Garcés sobre la posibilidad de fundar en aquella comarca una población de españoles. Llegaron a México antes del 30 del mismo mes, día en que se tenía noticia de que habían desembarcado los oidores Maldonado y Quiroga, quienes fueron solemnemente recibidos en la capital en 9 de enero de 1531. En ausencia de Fuenleal, Salmerón fungió de presidente de la Audiencia y se titulo así, como consta en las actas de Cabildos. Asistió a las sesiones del 16 de enero, 14 y 19 de abril y 19 de junio.
En el año anterior el Ayuntamiento había tenido continuos conflictos con el oidor Matienzo quien contra la voluntad de los regidores presidió las sesiones. Salmerón declaró desde luego, el 16 de enero, que no sostenía esa pretensión, y salió del cabildo.
En su carta dirigida a la reina en 30 de marzo, escribe expresamente que la idea de la fundación del pueblo de los Angeles no tiene más fundamento que el de su “pobre juicio”, pero que se ha comunicado con todos los religiosos y personas experimentadas y con los prelados (Zumárraga y Garcés). Salmerón es, pues, sin duda el verdadero y único fundador de Puebla. De su estancia en esta población, a fines de mayo, se habla más arriba.
A la noticia de la llegada del presidente Fuenleal a Veracruz, septiembre 23, el licenciado salió a su encuentro. El 29 ya estaba en el camino, y probablemente no sólo entonces pasó por Puebla, sino que a su regreso enseñó la nueva fundación al presidente. Desde fines del noviembre de 1532 (su Instrucción está fechada el 18 de ese mes) hasta después del 11 de mayo de 1533 visitó de nuevo la provincia de Tlaxcala y estuvo varias veces en la Ciudad de los Angeles, favoreciendo sus intereses. Cuando regresó a España, en 1534, permaneció más de una semana, por lo menos del 9 al 17 de abril, en Puebla, y prometió a la ciudad su ayuda en la corte. A su sugestión, el Cabildo formuló una serie de peticiones, apoyadas con varios documentos. Un año después, Salmerón escribió al Ayuntamiento una carta muy cariñosa, fechada en Colmenar Viejo (al Norte de Madrid) el 24 de abril de 1535 y en la que aseguró haberse hecho todo lo posible, aunque hasta entonces sin éxito, para conseguir un acuerdo favorable en el asunto. Más tarde, el licenciado fue miembro del Consejo de Indias, a lo menos desde 1543 hasta abril 23 de 1548.






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