El nombre antiguo de estas cuadras era Calle Real del Alto de S. Francisco (1709); Calle Real de S. Francisco (1690); Calle Real del Alto (1793 y 1804); Calle Real (1784). Calle real se llamaba a una calle que era la continuación de un camino real que conducía a otra población, en este caso a Veracruz (véase C. S. José).
Desde el 5 de octubre de 1812, debido a la promulgación de la Constitución dada por las Cortes en Cádiz, se substituyó en México el adjetivo real que se usaba en los nombres de las oficinas públicas, por el de nacional, lo propio que se dió a la plaza pública la denominación de Plaza de la Constitución. Probablemente se hizo lo mismo en Puebla aunque no consta. De todos modos, la innovación no duró mucho.
Seguro es que la Calle Real del Alto y las homónimas en los barrios de S. José, S. Matías y Sta. Ana fueron las primeras calles cuyos nombres se cambiaron arbitrariamente, llamándolas Calles Imperiales en lugar de Reales. Pues durante los gobiernos así de la regencia (28 de septiembre de 1821—18 de mayo de 1822) como del emperador Iturbide, el territorio de la joven nación independiente se tituló desde un principio el Imperio Mexicano, denominación que a la abdicación del emperador (19 de febrero de 1823) se suprimió, y se substituyó por la de la República Mexicana al promulgarse la Constitución Federativa (4 de octubre de 1824).
Calle Imperial del Alto se lee en el padrón de 1823. En los padrones de 1830 y 1832, en 1841, en los planos de Ordoñez (1849) y de Ponce (1856) y en el siglo XX escriben Calle Nacional del Alto, en tanto que los nombres de las otras Calles Reales, las de S. José, de Sta. Ana y de Xanenetla, por lo general se substrajeron a la nacionalización. En 1863 y en los planos de Careaga (1856-1883) escriben todavía Calle Real del Alto.
En la pared de la capilla inmediata a la torre de S. Francisco está pintado Avenida del 5 de Mayo, nombre que concuerda con la antigua denominación oficial del Paseo y la actual del Puente de S. Francisco.
La acera Sur de la primera cuadra 1000, donde hoy está el jardín, la formaba antiguamente el patio cerrado del convento de S. Francisco (véase C. Puerta Falsa). En él se hallaba la primera fuente que se construyó en Puebla, en 1535, habiéndose hecho merced de un manantial a esos religiosos bajo la condición de que dejaran la mitad del agua para el uso público. Según un dibujo que vió Veytia (1780) entre papeles antiguos, era un pilón cuadrilongo, sobre los escalones o gradas, contra la pared del convento, y arrojaba el agua por la boca del mascarón. En 1585 necesitó una compostura, pues "no saliendo el agua de la pila de S. Francisco", se acordó que el mayordomo de la Ciudad "Tuviera que ver". "En 1589 escriben los Anales, se acabó la pila llamada de S. Juan Bautista; se construyó bajo la inspección de Fran Alonso Urbano." En 1591, a causa de un temblor, se perdió el manantial primitivo, pero descubriéronse dos nuevos ojos, que la Ciudad mercedó al convento. En 1773 el agua para el uso público se condujo a la Plazuela de S. Francisco.
En 1881, el coronel Mucio Martínez, futuro gobernador de Puebla, en nombre de los jefes y oficiales del 12o. batallón de línea, pidió al Ayuntamiento permiso, y lo consiguió, para construir un jardín con una fuente pequeña en el atrio del ex-convento de S. Francisco, para estrenarlo el 5 de mayo del propio año. Al inaugurarse otro jardín en el mismo sitio en 1894, le dieron el nombre de Porfirio Díaz.
Calle del Costado de
la Iglesia de S. Francisco se nombra la cuadra en 1824.
A principios de siglo pasado, parte del extremo Sudeste del actual Paseo estaba ocupada por casas. En 1803 se menciona una herrería “frente con la puerta del costado del convento de S. Francisco”, que subsistió en 1852, en la esquina del Cirineo”. (véase C. Puente Azcué.) En el padrón de 1832 se registran dos manzanas, con casas mirando al Sur, en la Calle Nacional, antes de llegar a la capilla del Cirineo. Más tarde, según los planos, ya no se hallan edificios frente a la citada puerta del templo.
Atrás de dicha manzana, paralela a la Calle Nacional, estaba la Calle de la agua Santa. Se le registra en los padrones de 1792 y 1832 como lindero Sur de la manzana que al Norte limitaba con la Calle de Adán. En 1841 escriben que la Calle del Agua Santa colindaba con los lavaderos públicos. Veytia refiere que el Agua Santa era un manantial, ubicado en la calle que bajaba al río por detrás de la capilla del Cirineo, con su cerca de calicanto, cuya agua era un remedio eficaz contra la diarrea. Hoy está tapada.
La parte oriental de la cuadra 1000 está marcada como Cirineo en los planos de Careaga y de 1908, y la Calle del Cirineo se menciona en 1869 y 1896. El templo del Cirineo, situado en la acera Norte, era la capilla de la 5a. estación del vía-crucis, en que cargan la cruz a Simón de Cirene, nativo de esa colonia griega al Poniente del Egipto. Cerón Zapata refiere que la capilla se construyó por Andrés Bañuelos, y miembros de la misma familia estaban cuidándola aún en tiempos de Veytia (1780). Perteneció al gobernador Rosendo Márquez (1885-92), después a su viuda, hasta 1900 y sigue en poder de particulares. Hasta fines del siglo XIX estaba aislada, rodeada por el Callejón de Almoloya o del Cirineo, el cual se cerró y se vendió, en 1891 y 1901 (véase C. Almoloya).
Cuando el templo se abrió de nuevo al culto, en 1903, se colocó en él una imagen de la Virgen con el título de María Inmaculada de la Trinidad. Hoy el templo se llama de la Milagrosa, estando dedicado a la advocación de la Medalla Milagrosa, que tiene el siguiente origen. En una de las varias visiones que tuvo una religiosa de la Caridad de S. Vicente de Paúl en 1830, se presentó la Virgen de pie sobre un globo, llevando otro en las manos rodeada de un marco ovalado con una leyenda en letras de oro que decía: Oh María, concebida sin pecado, ruega por los que acudimos a Tí. En el reverso se veía la letra M y los sagrados corazones de Jesús y de María. En 1894, la Santa Sede instituyó una fiesta con el titulo de la Medalla Milagrosa.
El edificio enfrente, en la acera sur, es la antigua capilla de la 4a. estación como dicen expresamente en 1870, cuando la compró el Lic. Clemente López, dueño del molino del Carmen después de Juan Múgica (1857).
Entonces sirvió de capilla funeraria y estaba anexa al panteón de S. Francisco. Lindaba con el atrio del convento. "Es una, escriben entonces, de varias que existen en el atrio de S. Francisco... el techo está formado de una cúpula semiesférica y un cañón cilíndrico de bóveda... el pavimento es de ladrillo... queda a la entrada del Panteón de S. Francisco." El licenciado murió hacia 1885. La capilla, que está marcada como tal en el plano de 1883, después perteneció a sus herederos y sirvió de talles.
En la acera Norte de la Plazuela del Alto, cuadra 1200, está la casa que en el siglo XVIII se llamaba la Casa de (la) Aguayo, escribiéndose en 1770: "...casas que vulgarmente son conocidas por las de la Aguayo, cogen enfrente la Calle Real y por la espalda la iglesia parroquial de Sta. Cruz"; en 1735 la propietaria había sido Micaela Pérez de Aguayo. Hoy está aquí el baño de Armenta, que en 1829, 1832 y 1835 perteneció al tejador Francisco Armenta, nacido hacia 1783, y en 1841 a José Manuel Armenta.
Otro temazcal, anexa a un obraje y situado en la acera Norte de la cuadra 1400, se titulaba de Alonso, a cuyo antiguo dueño Juan Alonso, se concedió una merced de agua en 1726, y que en 1800 perteneció al presbítero Manuel Alonso. En 1827 lo poseía el pueblo de S. Andrés Tuxtla, lo mismo que las casas contiguas, núms. 10 y 12, que después formaron una sola finca, en que hasta 1925 estuvo establecida la fábrica de hilados y tejidos de lana La Concepción El Alto.
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