Callejón de Mendoza. Callejón de la Avenida 2 Poniente 300

Este callejón que atraviesa la manzana del ex-convento de Sta. Catarina, fue abierto por el gobierno en 1861-62. Según acuerdo  del 4 de abril de 1862, una comisión del Cabildo informó al gobernador Mendoza que se había puesto su nombre a la nueva calle. Como Callejón de Mendoza se la cita en 1872. Sin embargo, generalmente continuó llamándose Callejón de Sta. Catarina (1906 y 1907), hasta en las actas del Cabildo (1901), y su denominación oficial fue tan poco conocida que en 1873 el Ayuntamiento decretó que este callejón se denominara Callejuela del Progreso, nombre semejante al del Callejón de la Reforma, pero que nunca se usó. En el padrón de 1902 y el Croquis Azul escriben  Callejón de Mendoza. 

José María González Mendoza, hijo de Calixto Mendoza, natural de Álava (España), y de María Josefa Tapia, poblana, nació en Puebla por 1808 y fue condiscípulo de Comonfort y Lafragua en el Colegio del Espíritu Santo. Sirviendo en la Guardia Nacional, se le nombró general en 1847 y luchó contra los norteamericanos. Electo diputado al Congreso de la unión, distinguióse por su grande elocuencia. En mayo y junio de 1853, teniendo el título de general graduado coronel, fungió como gobernador interino. El 8 de agosto de 1853, fue nombrado jefe político del Distrito de la Ciudad. Dicen que abrió una enfermería exclusivamente para curaciones de la vista. A la caída de Santa Anna, en agosto de 1855, el populacho atacó su casa en la Calle de Molina. En seguida figura Mendoza entre los generales de Comonfort, y como tal tomó parte en el asedio que sufrió Puebla desde el 8 hasta el 26 de marzo de 1856. 

Ocupada nuestra Ciudad por las fuerzas liberales, el gobernador Francisco Ibarra Ramos, sobrino del deán Ramos Arispe, se mostró, aunque liberal, bastante indulgente con el clero. Por eso le substituyó el Gral. Traconis. Luego los sentimientos religiosos de los habitantes fueron lastimados por la contribución de un millón de pesos impuesto a los bienes eclesiásticos y por el destierro del obispo Labastida. 

Aprovechando así de la exacerbación de los ánimos que por las referidas medidas reinaba en Puebla, como de un conflicto surgido por bagatelas entre Comonfort y Traconis, los jefes conservadores Joaquín Orihuela y Miguel Miramón se introdujeron en la Ciudad, pronunciándose en su favor las tropas que guarnecían la plaza, el propio día, el 20 de octubre, en que el sucesor de Traconis iba a tomar posesión del gobierno. Ya el 25 del mismo mes la vanguardia de las fuerzas liberales, al mando del Gral. Mendoza, ocupó el cerro de S. Juan. Durante el sitio de 40 días, las tropas del general se señalaron en los combates por el convento de la Merced y el colegio de S. Luis, convertido en cuartel; el día 6 de diciembre, la Ciudad se halló en poder de los liberales. 

Después del transcurso de 5 años y habiendo triunfado de los conservadores el presidente liberal Benito Juárez, el general de brigada Mendoza, en enero de 1862, se encargó del gobierno de Puebla, en que duró hasta fines de abril. Uno de sus primeros actos fue establecer un Colegio de Niñas del Estado. Cuando, en marzo de 1863, las tropas francesas marcharon sobre Puebla, el general Mendoza fungió de cuartel  maestre del general en jefe Jesús González Ortega. Resuelto a defender la plaza hasta lo último, dispuso que se abrieran trincheras y fosas al derredor del atrio de la Catedral. Después de un sitio de casi dos meses, las fuerzas de los defensores estaban agotadas. “El 16 de mayo salió de la plaza el general Mendoza al campamento francés a conferenciar con el Gral. Forey, el jefe de los invasores, y como cosa suya dijo que el Gral. González ortega desearía salir del sitio con bandera desplegada, tambor batiente y sus armas; Forey dijo que no, que se rindieran".

General José María Mendoza. Fotografía en poder de don José María Pérez Salazar.

En vista de la negativa del vencedor, los defensores en la mañana del día siguiente, rompieron sus armas. El Gral. Mendoza fue deportado a Francia, pero regresó, reconociendo el Imperio. Murió en esta Ciudad el 9 de abril de 1875. En su testamento otorgado en 11 de septiembre de 1872, dejó entre otros legados una renta de $40,00 anuales para repartir el día de S. Juan Bautista tocados, fusiles y demás juguetes militare que se usan ese día, entre los niños pobres.

En la parte de la manzana que está al Poniente del Callejón que lleva su nombre, poseyó un lote de la huerta del antiguo convento, que hasta en 1885, al incorporarse a las fincas de los metodistas, se llamó el Jardín Mendoza.




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