Calle de los Miradores. Avenida de la Reforma 500

En 1725 se designa esta calle por "la tercera cuadra de la Calle de Cholula". En 1728 y 1745 se menciona en ella una casa situada "frente de los Miradores", en 1734 "frontero de los Miradores". Aún en 1803 se titula El Mirador una casa en esta calle, que tenía merced de agua. Probablemente se trata del antigua mayorazgo de los Miceises, junto a la esquina de la calle del mismo nombre.

La palabra 'mirador' tiene dos acepciones. Hoy significa una torrecilla delgada. Así dice el Sr. Juan Palacios, describiendo la casa de la familia Gómez Ligero en el Portal Iturbide: "...mira al Jardín Principal su gran terraza, sobre montada por un mirador atrevido y elegante." Pero antiguamente se entendía por mirador sólo un balcón cubierto y cerrado con rejas y cristales. Una casa en México, dice Marroquí, conocida por la del Mirador (1811), no tenía balcones, sino un mirador formado de una galería tan larga como la casa, cubierta de cristales. Pero es poco probable que en los primeros siglos de la Ciudad los miradores ya tuvieran cristales. En la descripción que Cerón Zapata (1714) da del Palacio Municipal o Casas Reales, no habla de cristales, sino que dice: "en lo alto de su Audiencia corre un mirador arqueado de piedra de cantería, con 11 claros, todos de balconería de hierro, almenada toda la vivienda." La primera vez que se menciona un mirador en Puebla, es en 1542, cuando se dió al escribano público y de Cabildo, Andrés de Herrera, la licencia de que "haga el mirador alto de la esquina que está comenzado a hacer con arcos, e que pueda poner e ponga almenas". Don Andrés hizo uso del permiso, y en 1549 tenía "en casa uno (de los solares) una casa de miraduría". Aún tres siglos más tarde se consideran esos detalles para una casa suntuosa. En 1857, al elogiar la casa de campo de Albano en la Calle de Cárdenas, se añade: "...aunque si almenas ni mirador."

La cuadra se llama: "la cuadra de los Miradores" en 1745; Calle de Cholula y Miradores en 1746; Calle de los Miradores en 1747 y en adelante.

En 1892, por acuerdo del Cabildo, se puso a esta cuadra el nombre de Calle de Francisco Cravioto, ro, lo propio que los otros tres nombre dados 8 días antes a las Calles del Deán, Guevara y Palma, cayó pronto e desuso y no se lee en ningún plano del siglo XX, mencionándolo sólo Camarillo. Según Covarrubias (1896), vivía en la casa núm. 7 de esta Calle de Francisco Cravioto el hacendado Francisco Cravioto, probablemente un hijo del político en cuyo honor se bautizó la calle, si no se trata de una errata.

Francisco Cravioto, hermano del Gral. Rafael Cravioto, se educó mercantilmente y estuvo al frente de las casas de comercio de su familia en Huauchinango, donde había nacido. Tomó varias veces las armas en defensa de las ideas liberales, especialmente bajo Comonfort. Durante la intervención luchó contra los franceses en Huauchinango y Tulancingo. Después fue jefe político de Huauchinango. En 1876 se adhirió al Plan de Tuxtepec en favor del Gral. Porfirio Díaz, alzándose contra el presidente Lerdo de Tejada. En 1885 fue electo gobernador de Hidalgo. Murió en Tacubaya en el año de 1890.

La casa junto a la esquina de la C. 7 N.1 (Estampa) durante mucho tiempo se titulaba de la Rascona (1819), por haber pertenecido a Margarita Rascón de la Hedesa, cuyos herederos, en 1741, la dividieron "en dos mitades".

En la casa núm. 8 (516) existió hasta 1922 la botica de S. Nicolás. Había sido propiedad de la cofradía de S. Nicolás de Tolentino (véase C. Costado de S. Agustín). Por los años de 1791-1815 fue su administrador el mayordomo de la cofradía, José Ignacio Rodríguez Alconedo, maestro farmacéutico y hermano del conocido escultor, platero y pintor don Luis, a quien los realistas fusilaron en Apam (1814). Ambos hermanos apasionados naturalistas. Dícese que el último introdujo la violeta en este país. Don José hizo esfuerzos, después de la muerte de Flon (1811), para continuar las obras del Jardín Botánico. Vivía aún en 1824.

A más de la de S. Nicolás se registran en 1791 las 9 siguientes boticas, situadas: 1a. Esquina del Ochavo; 2a. Calle de Herreros; 3a. C. de Sto. Domingo; 4a. Plazuela de S. Francisco; 5a. C. de Guevara; 6a. esquina de Tecali; 7a. C. de la Aduana Vieja; 8a. Real de S. José; 9a. la de la cofradía de S. Pedro. En 1852 había igualmente 9 boticas, entre ellas la de S. Nicolás y la de Mariano Cal en la Calle del Obispado.

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