Veytia (1780) designa esta cuadra por Calle de la Aduana Vieja, y en el plano de Medina (1754) la Aduana está indicada en esta calle. Pero ya anteriormente se había hallado ahí, pues en 1721 se menciona "la casa que llaman de la Aduana Vieja" y que estaba en la acera Norte, frente a la casa que, al Poniente, lindaba con el Colegio de Infantes. En tiempo de Veytia, el edificio de la antigua Aduana servía de cuartel para las milicias de españoles. El mismo nombre que le da el historiador, lo lleva la cuadra en 1781, 1782, 1788, en las Ordenanzas de Flon (1796) y en la maqueta más antigua. En 1785 se escribe: “Calle del Colegio de los Infantes que llaman de la Aduana Vieja” y en 1826 “Calle de la Aduana Vieja o Infantes”.
Los infantes músicos o niños del coro de la Catedral, llamados también monacillos o seises, por haber sido antiguamente en España su número de seis, se admitían primero en el Colegio de S. Juan, y respecto de ellos dispuso el obispo Palafox hacia 1648, “que ordenándose de sacerdotes y no, sirviendo de acólitos, asistían a voluntad y arbitrio de los señores obispos a las conferencias morales… y que estos huéspedes por ahora habiten en el Colegio de S. Juan, hasta que se les haga al lado habitación aparte con la invocación y nombre de Colegio de S. Pablo, contiguo a la misma casa, de suerte que de un seminario se vayan pasando al otro, para que con mayor decencia y puntualidad, separados de los de- más, como sacerdotes, acudan a los ejercicios de su instituto”. El proyecto del señor Palafox no se realizó por sus sucesores, destinándose la casa en la Av. 7 Or. 1 para otros institutos. Los infantes seguían estudiando en S. Juan, pero, “como molestaban mucho e inquietaban a los colegiales en su estudio, resultando una confusión incapaz de gobierno en el más resuelto rector”, el obispo Santa Cruz (1676- 99), en 1686, compró para el Colegio una casa en la acera Sur de esta Av. 3 Or. 200, que antes había pertenecido a Miguel Díaz. Hasta en 1902 carecía de número, después llevó el número 5½, y hoy 208. Para la subsistencia del instituto destináronse otras casas en la Av. 7 P. 300 (C. Pacheco). El colegio estaba bajo la inspección del chantre de la Catedral. Los alumnos aprendían el canto llano o gregoriano, canto de órgano y también a tocar el instrumento a que se inclinaba. Además, recibían instrucción en las primeras letras, gramática, filosofía y la facultad mayor que elegían; se les alimentaba y vestía; llevaban hopas (sotanas) y bonetes encarnados. Desde su entrada se le dedicaba al servicio del altar y del coro en la Catedral, con el fin de prepararles para el sacerdocio. Antes estudiaban gramática en el Colegio de S. Juan, al que pasaban los que salían más aprovechados. El número de los alumnos se mantuvo en 16 todavía en 1852; en 1896 fueron 12, lo mismo que hasta hace poco.
El colegio, tenía la advocación de Sto. Domingo Mártir o San Dominguito, "niño seise de la iglesia de Zaragoza", según Veytia. (El Colegio de Infantes en México se fundó más tarde, en 1730 recibiendo los alumnos el mismo traje que los poblanos.)
En 1894 se trasladó el instituto al edificio que el obispo Palafox le había destinado dos siglos y medio antes, la casa núm. 2 hoy 4, de la Calle de Morados (Av. 7 Or. 1), antiguo Colegio Teológico de S. Pablo, donde quedó, hasta que, por el año de 1902, se concluyó el edificio que está contiguo a la que fue capilla de los Aguadores, frente al ex-colegio de S. Pedro, en la acera Norte de la Av. 5 Or. 1. En 1914 tuvieron que abandonar también ese local, que desde julio de 1915 sirve de Conservatorio de Música.
La cuadra se titula Calle del Colegio de Niños Infantes en 1790, del Colegio de Infantes en 1819, Calle de Infantes en 1825 y en todos los padrones y planos posteriores.
La casa núm. 5, situada entonces entre el colegio y la posesión de Pérez Salazar, era de tres órdenes (pisos) ya en 1836.
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