"El cerco de la huerta de la Casa Episcopal" (1692) o "la cerca de la huerta del Palacio Episcopal" (1745 y 1749), que formada una parte de la acera Norte, se menciona algunas veces para denotar esta cuadra, pero generalmente se consideraba como más característico el Colegio de S. Pablo. Este estaba en la casa núm. 2, hoy 4, a espaldas del Colegio de S. Juan, adornada con un nicho, ahora vacío, en la azotea arriba del zaguán. Al lado izquierdo de la puerta subsistió hasta hace poco una placa de loza blanca que decía: Colegio de Sn. Pablo. En este sitio se hallaba antes la casa que el obispo Palafox (1640-49) había destinado para el colegio de los Infantes, bajo la misma advocación de S. Pablo. Su sucesor, el obispo Diego Osorio (1656-73), la utilizó para una Escuela Real de Primeras Letras, fundada en 1662. El obispo Santa Cruz (1676-99) trasladó ésta a unas piezas bajas de su palacio a fin de erigir en el otro edificio un instituto para teólogos, que nombró el Colegio Eximio de S. Pablo, conservando la advocación del instituto proyectado por el Sr. Palafox de quien era devotísimo admirador. Pero es de notar que ya en 1654 el Colegio de S. Pedro, la otra fundación de Palafox, se titula Real Colegio de S. Pedro y S. Pablo, cuyo catedrático de prima de teología y regente de los estudios entonces fue el canónigo magistral Antonio de Peralta Castañeda, gobernador de la Mitra.
La casa es pequeña, comunicaba con el Colegio de S. Juan por una puerta que estaba en la misma escalera de éste, y el instituto, independiente de los otros, se destinaba para 8 colegiales, que anualmente elegían el rector entre ellos mismos. Los estudiantes se escogían entre los mejores que habían cursado el Colegio de S. Juan, “la flor y nata de la docta juventud poblana”. El fundador les dió un vestuario diverso de los otros, todo morado, y las becas con abanico y rosca a estilo de colegiales mayores, conformando el instituto en ceremonia y vestidura con el Colegio Mayor de Cuenca en Salamanca. El rey concedió al colegio ciertos privilegios en 1693. El obispo Abreu (1743-63) reedifico la casa.
Debido a las reformas liberales de la administración del vicepresidente Gómez Farías, el Congreso de Puebla, el 28 de enero de 1834, siendo gobernador Cosme Fúrlong, decretó la extinción del colegio, pero adoptando el gobierno de México otras ideas y vencida la resistencia que opuso la Ciudad a las tropas del presidente Santa Anna, el nuevo gobernador Guadalupe Victoria, el 16 de agosto, suspendió ese decreto, y el colegio se abrió de nuevo en agosto del año siguiente (1835). En 1852 tenía un rector y 6 catedráticos. Los alumnos se llamaban entonces pablunos en el habla corriente. Después de la caída del segundo Imperio, el instituto tuvo la misma suerte que el Colegio Palafoxiano.
En 1894 se efectuó el proyecto del obispo Palafox, trasladándose a esta casa el colegio de los Infantes. Hoy pertenece a la federación.
La cuadra se llama Calle del Colegio de S. Pablo en 1789, 1805 y 1833, Calle de S. Pablo en el directorio de la Guía de 1852; Calle del Colegio de los Morados en 1791, Calle de los Morados en 1746 y desde las Ordenanzas de Flon ( 1796) en todos los planos y nomenclaturas.
La casa situada entre el Palacio Episcopal y el Colegio de S. Pablo y que pertenecía al Seminario, se conocía por la Casa Ciega, pues carecía de entrada por la calle.
La casa después núm. 3 se llamó del Estuche (1818), nombre que tenían también casas en las Calles del Tlahuelilo (Jiménez Cuevas), acera Sur (1822), y de Merino.
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