Calle de Benito Juárez. Calle 11 Norte 1-2600. Cuadras 200-800

La cuadra 400 se denomina Calle del Mesón del Campo en el padrón de 1791, Calle de la Puerta del Campo, del Mesón en 1824, probablemente por el méson de Sosa; la cuadra 600, Calle de Servín en 1824. Las cuadras 200-800 se llaman Calle de las Huertas del Ojo en los planos de Careaga; Calle de las Huertas en 1865 y Huertas del Ojo en 1871. Mendizábal (1892) da como antigua denominación de las cuadras 200-400 Huertas del Ojo de S. Pablo, y de la cuadra 600, Ojo de S. Pablo. 

Según el plano de Medina (1754), el ojo de agua o manantial de S. Pablo se hallaba en la mitad de la Av. 8 P. 1100. En 1599 se había mercedado esta agua azufrosa al convento de S. Agustín para el riego de su hortaliza en la C. 7 S. 700 (Calavera). También los carmelitas usaban el agua para el mismo objetivo. En el siglo XVII el agua corría principalmente por la C. 9 N.-Sur, varias cuadras de la cual se designaban con el nombre de Calle de Agua (véanse C. S. Marcos y J. Ordóñez). Cerón Zapata (1714) refiere igualmente que antes el agua pasaba por la dicha calle, haciendo inhabitable el sitio donde habíase erigido la ermita de S. Antonio Abad (S. Marcos) e instalado un hospital. En el siglo XVIII, según el plano de 754, el derrame, saliendo del baño hacia el Poniente, daba vuelta a la C. 13 N. 600, después a la Av. 6 P. 1100 (Ferrocarril), pasando por esta C. 11 N. 400 y su prolongación hasta la C. 11 S. 500 (J. Méndez), donde se lo atravesaba por tres puentecillos sitos en las bocacalles de las Avdas. Reforma. 3 y 5 P. 900 (Padre Ávila y Quintanilla). Corriendo por la Av. 7 P. 900 (Oaxaquilla) hacia el Oriente, pasaba en la esquina abajo de otro puente y se dirigía por la C. 9 Sur (Ranas) a los molinos, para regar las huertas vecinas, hallándose el último puente en la Av. 17 Poniente (Santiago). 

Parecido es el cauce en la maqueta más antigua. El agua sale, al oriente del edificio del baño, a la Av. 8 P. 1100, da vuelta a la C. 11 N. 600, pasa por esta C. 11 N.-Sur hasta coger la Av. 9 P. 900 (Parral), y después por la C. S. 900-1900. 

Hacia 1807, habiéndose “ensolvado” (azolvado) “la caja” (cauce) por arrojar en el borde los tocineros (fabricantes de jabón) el “Tequexquitlale” y los loceros escombros y arena, una parte del agua inundaba la Av. Reforma 900 (Guadalupe) hasta la iglesia de S. Macos “haciendo notable perjuicio en su fábrica, dejando sin uso las sepulturas e inhabitable el pavimento”. Como remedio se propuso entonces trasladar el curso del agua atrás del colegio de S. Javier. En 1812 se habla, además de este derrame en la C. 11 Norte, de otro que salía de la espalda del estanque grande del baño para regar sus huertas “hasta pasar por detrás de la del Colegio de S. Javier y de ahí salen (las aguas) al Parral”, y de nuevo se exige que “el agua debe ir por la espalda de S. Javier en derechura para el ejido”, demanda que se repite literalmente en 1819. Y de hecho, según la maqueta del Museo, se modificó el curso del agua, que a mediados del siglo XIX corría desde el baño por las C. 13 N. 600, Av. 6 P. 1300 (Ferrocarril), C. 15 N. 400 —15 S. 500 (Colonia), diagonalmente desde el extremo Poniente de la Av. 7 P. 1300 (Paz), recibiendo en este rumbo probablemente el derrame del Ojo del Matadero, hasta la C. 13 S. 900-1100 (Aztecas), Av. 13 P. 1100 (hoy cerrada) y C. 11 Sur (C. Pacheco). En el siglo XVIII el agua pasaba, pues, al Oriente del actual Paseo Bravo, al promediar el siglo XIX, al Poniente, por la espalda de la actual Penitenciaría.

Ya en el siglo XVI se conocía el valor medicinal del agua de S. Pablo. Pero habiéndose ahogado algunos enfermos por la mucha profundidad del manantial y la falta de comodidades, propuso en 1607, el alguacil mayor Juan Gutiérrez instalar allá baños, una casa de recreo y una arboleda. El Ayuntamiento aprobó la idea y dió a su miembro la licencia solicitada, junto con la merced de un solar, estipulando que el manantial quedara a cubierto de una bóveda a modo de la capilla y que el agua no saliera a la calle, sino que marchara por su cauce al campo. En el curso del siglo XVII se establecieron también los baños del Ojo de la Calera (Rancho Colorado) del Agua Azul, y por último, en 1681, el Ojo del Matadero (Paseo Bravo). Bermúdez de Castro refiere que en su tiempo (1746), el día de S. Juan Bautista (junio 24), los naturales iban al Ojo de S, Pablo para "cumplir allí su festejado canto". En el tiempo de Veytia (1780) había un gran estanque descubierto. Este lo mencionan también en un documento de 1812, añadiendo: "...el agua que se filtra de la peña donde está el manantial que se halla en la puerta de la casa de los baños." En la maqueta más antigua se ve, en la esquina de la Av. 8 P. 1100 a la C. 13 N. 600 y pegado al edificio sito en la primera cuadra, lo que parece ser el estanque, cuadrado y parecido al del Ojo del Matadero con su "peñuela".

En 1838 se usa la expresión extraña: el ojo de aguas de zarza o azufrosa que llaman de S. Pablo". 

Dueño de los baños era en 1851 Antonio Amezcua, y estos entonces se conocían por los de Amezcua, pero más corriente quedó la denominación de baños termales del Ojo de San Pablo (1871). (De aguas termales ya habla Veytia.) La Noticia Curiosa trae la tradición infundada de que esos baños antes se llamaban del Venerable Señor, por haberlos tomado el obispo Palafox (1640-49), a quien titulan Venerable después de iniciado el proceso de su canonización (1729). Veytia conoce la tradición parecida de que ese prelado usó los baños de la Calera (Rancho Colorado).

Hacia 1860 se hizo en el terreno del Ojo un tívoli, que subsistió en 1885, junto con un café y una cantina. Desde hace algunos años el manantial está tapado. 

Parece que el establecimiento ocupaba gran parte de la manzana, pues los baños se mencionan como ubicados en la Av. 8 Poniente (1750), Av. 6 Poniente y C. 11 Norte (1818). Antes (1824), lo mismo que hoy, la entrada estaba en la Av. 8 P. 1100 (véase C. Corregidora), pero en 1902 en esta C. 11 N. 600. La cuadra 800 se designa en 1834 por “La Calle que baja para la pulquería”, probablemente la del Nopalito, y en 1892 (Mendizábal) por Garita Juárez (véase C. Garita Santiago), aunque en 1870  había recibido el nombre de Calle de Rosete, a petición de Mariano Rosete y Sandoval, que había construido una casa en su acera Poniente, terreno que hasta entonces era una huerta, llamada de Ntra. Sra. de la Guía, probablemente porque antes perteneció a la cofradía de este nombre establecida en el templo de la Merced. El mismo propietario propuso los nombres de Progreso y de Unión para las calles al Norte y Sur de su terreno, que abarcaba toda la manzana. Poseía los ranchos de S. Sebastián Rivadeneyra, que él formó, y de S. Miguel Rosete. Murió en 1887, una cantina en la “Calle de Rosete” se cita en 1885. También en 1881 mencionan la cuadra con este nombre. (El provincialismo cantina en el sentido de ‘taberna’ se usa aquí ya en 1852 junto con vinotería; para la última voz véase Refugio, Calz.)

 

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