En los padrones de 1773, 1782 y 1791 así como en 1806 llaman a la cuadra Calle de Formicedo, aunque antiguamente la línea de la Calle de Formicedo era la Av. 10 Or.-Poniente, titulándose a la Av. 14 Or.-Poniente la de la Huerta de Formicedo. Este nombre de Calle de Formicedo subsistió hasta 1852, pues en el directorio de la Guía, cuyos datos derivan de fuentes particulares, todavía se lee “Calle de Formacedo”, y en otro lugar “Calle de Formacedo o Tlahuelilo”. En las Ordenanzas de Flon (1796) figura la cuadra por equivocación como “Calle de la Bellas”, y la Av. 16 P. 100 (Bellas) como “Calle de los Perros”, pero en la maqueta más antigua esta Av. 14 Or. 2 se titula “Calle de la Alcantarilla” y la Av. 16 P. 300 (Caja Agua) “Calle de los Perros”.
El nombre de Calle de Tlahuelilo es relativamente reciente, se lo encuentra en 1806 (“Tlagüelilo”), 1811, en el padrón de tiendas (1816), en 1822 y en todos los planos desde el de Ordóñez (1849) hasta el de 1883; en el padrón de 1832 se lee la forma sin artículo Calle de Tlahuelilo. La voz azteca tlahueliloc significa ‘malo, perverso’; por eso se dice en el padrón de 1835 “Calle del Diablo o Tlahuelilo” (una Calle del Diablo se cita también en la lista de la parroquia del Sagrario (1805) y en 1815, registrada entre las Calles de Navío y Jacal.)
La cuadra se bautizó Calle de Jiménez de las Cuevas por un acuerdo del Cabildo en 1887. José Antonio Jiménez de las Cuevas nació en S. Andrés Chalchicomula en 1755. Sus padres, sumamente pobres, le destinaron al oficio de dorador. Con 21 años de edad logró venir a Puebla y entrar al Seminario Palafoxiano donde se distinguió por su aplicación en los estudios, ordenándose de sacerdote y obteniendo varias cátedras, hasta que fue nombrado rector del mismo instituto. Concibió la idea de fundar aquí una Academia Pública de Bellas Artes, imitando el ejemplo dado por la Ciudad de México, donde existió un plantel de ese nombre desde 1779. Logró su objeto en 1813, fungiendo como director de la Junta de Caridad (véase C. Frco. Morales). Murió en 1829. Al reorganizarse la Academia, en 1849, el Congreso local le declaró benemérito del Estado.
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