Calle del Horno de Vidrio. Avenida 10 Oriente 1

Formando la acera Sur de esta cuadra la barda del monasterio de las carmelitas descalzas, se citaban la cerca de convento de S. Teresa para señalar la calle (1715 y 1728), y a la cuadra llamaban "Calle de la Cerca del Convento de S. Teresa, que sube de las Huertas de Formicedo a la Merced" (1780), o para distinguir entre este convento y el nuevo de la Soledad, escribían Calle de la Cerca del Convento de S. Teresa la Vieja (1755) o de la Antigua Fundación (1787). 

En 1728 estaba “frente de la cerca del convento de S. Teresa” la casa de Antonio Pardo, maestro vidriero. El primer vidriero se estableció en Puebla en 1542; llamóse Rodrigo de Espinosa tenía su horno en la C. 5 N. 400 (Venado), quedando durante varios años el único en la Nueva España (1547). Ya en 1543 le prohibieron cortar leña a menos de dos leguas de la Ciudad, porque gastaba mucho para su oficio. Tal vez necesitaba la leña no sólo como combustible, sino que se servía de la ceniza en vez del tequezquite, no sabiendo todavía aprovechar esa sosa natural de las lagunas. En un memorándum dirigido al rey en 1547, el alguacil mayor de la Ciudad dijo que en ningún otro lugar de la Nueva España florecía la industria vidriera y que se fabricaban tres clases de vidrio: blanco cristaleño, verde y azul, exportándoselo hasta Guatemala y el Perú. 

El horno en la Calle de Venado dejó de existir entre 1712 y 1723, cuando Antonio Pardo estableció el suyo que duró en su familia casi un siglo. Como dueños aparecen Alonso Pardo, en 1744, y José Mariano Pardo, español, nacido en 1740 y que en 1773 tenía seis hijas doncellas. Pertenecióle el horno aún en 1788 y 1800. Al mismo tiempo, otro miembro de la familia poseía un horno en la Av. 4 P. 100 (M. Arista). 

En el siglo XIX se citan hornos en las siguientes cuadras: C. de Iglesias (Ac. 3 P. 500 ), el de Rementería (1806); éste u otro estaba en la acera Sur, a la espalda de la botica de S. Nicolás, y se tituló Casa de vidriería (1839 y 1847); C. del Solar de Castro (Av. 8 P. 500), el de la Compañía Empresaria (1838); C. de la Portería de Sta. Catarina (Av. 2 P. 300) núm. 13 (1840: Fábrica de vidrios criollos); Plazuela de S. Agustín (1846); C. del Mesón de Sosa (Av. 4 P. 900), en 1860. En 1852 había 4 hornos: Portería de Sta. Catarina, Iglesias (2) y Capilla de Dolores (Av. 4 P. 700), esquina de la Canoa, además una fábrica de vidrios planos en una de las Calles de S. Antonio. En 1885 se registran igualmente 4 hornos: Solar de Castro, Capilla de Dolores, Mesón del Sosa y Fuente de Belén (Av. 6 P. 500); en 1896 3: Mesón de Sosa, Fuente de Belén núm. 11 y Obraje de Lomba, núm. 6; en 1907 2: Mesón de Sosa y Corazón de Jesús, núm. 4 (1004); en 1925 igualmente 2: Corazón de Jesús y Callejón I. Llave (Callejón de la Av. 2 P. núm. 2007). (véase C. B. Juárez 1200.) 

Aunque el horno de esta Av. 1 Or. 1 siguió existiendo, la cuadra se llama Calle del Horno del Vidrio Viejo en el padrón de 1773. En 1788 el nombre es Calle del Horno del Vidrio, y así se titula la calle en las Ordenanzas del Flon (1796) y en adelante. La forma más moderna de Vidrio’ se lee ya en el plano Ordoñez (1849). 

La casa colonial en la esquina de la C. 5 de Mayo 1000 perteneció a José Cadena, que en ella tenía un gran taller de “sombredería” (1821 y 1823), y la casa es propiedad de la testamentaría de Joaquín Cadena hasta hoy. Don José adquirió, hacia 1840, varias huertas en el barrio de S. Pablo, dos de las cuales, situadas al Poniente de la C. 11 N. 1600 y 2000, llevan su nombre en los planos de Careaga (1856 y 1863; véase C. S. Antonio). Murió antes de 1856. peña (1835) escribe que él conoció a Manuel Cadena, sombrerero, y a un tejedor, “con toquillas de onzas de oro en los sobreros, botones de las mismas y escudo en sus vestuarios, sillas de montar magnificas, con fustes guarnecidos de plata maciza, y el ruedo de higas de las anqueras de la propia: sus mujeres estaban ricamente adornadas y rivalizaban con las señoras de primera clase: sus casas eran espaciosas y muy curiosamente adornadas: en las salas había hermosas arañas de plata, y no pocos utensilios de servicio, siendo tan común el uso de este metal, que en algunas accesorias de oficiales honrados, se le daba agua a la persona decente que la pedía en el jarro de plata”. Ese Manuel Cadena fue probablemente el padre u otro pariente cercano de don José.

 

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