En 1546 acordó el Ayuntamiento: “… que el matadero de esta Ciudad e solar de él que está entre el cauz del río, por razón de estar mucha parte del corral en mal asiento por los lados que tiene e otros inconvenientes…, se pase fuera de esta Ciudad, camino de Cholula, en el sitio del corral que solía ser de Concejo, e que sea el dicho matadero allí hasta que haya otro sitio más conveniente, e que se pasen las puertas del matadero viejo a él y se haga una portada conveniente, e se pongan las puertas en ella, e se haga una ramada de paja conveniente para matar e guardar la carne.” (Ramada se dice a un cobertizo de techo pajizo, sin paredes, sobre postes.) Este acuerdo tuvo efecto, pues desde el primer Libro de los Censos (1584) el Matadero de la Vaca se halla al extremo de la Av. 11 Poniente y la Plaza del Matadero en la Av. 13 P. 1300 (1699). En el plano de Medina (1754) vemos que este matadero estaba en las dos manzanas entre las Avdas. 9 y 13 P. 1300 , y que un derrame del manantial del agua sulfurosa, llamado Ojo de Santiago o del Matadero, pasaba a través del rastro, reuniéndose en la Av. 11 P. 1100 con la corriente principal, que daba vuelta y corría por las Calles 11 S. 1100 y siguientes, paralela con el manantial de S. Pablo y atravesada por un puente en la Av. 17 Poniente. Ya en 1586 se había concedido una parte del agua para riego a los carmelitas. Desde mediados del siglo XVIII se regaba también el Rancho de Toledo con aguas del mismo manantial.
Cerón Zapata (1714) da la siguiente descripción del Matadero: “En la parte del Poniente, fuera de la traza de la Ciudad, está fabricado con maravilloso arte el Matadero de la Vaca, con todas las oficinas necesarias para su beneficio y conveniencia de los obligados (abastecedores, arrendatarios), con un patio con sus troneras y una galera (cobertizo), donde con muchísima facilidad y seguridad, desde lo alto por una viga, se matan los toros, y las más veces es de noche, con velas encendidas; y el pavimento de la galera tiene bastante corriente (regular) empedrado, de suerte que por en medio pasa un arroyo de agua salobre, de un lago (charca) o manantial que tiene allí cercano, por cuya causa le llaman el Ojo del Matadero; y aunque entre viernes y sábado de cada semana se degüellan más de 2 toros, no queda rastro de sangre ni otra inmundicia, sino limpio y aseado; pasando la carne a otra galera para conducirla a la carnicería”. El matadero está marcado en ese lugar también en las ordenanzas de Flon (1796). Utilizóse hasta enero de 1813 (véase C. Rastro). En 1814, la Ciudad arrendó por remate el edificio del matadero “junto con sus tierras, contiguas al barrio de Santiago”. Entonces ya se hallaba en completo abandono: Los ladrones se habían llevado los muebles, hasta las rejas de fierro. En el presupuesto de 1855 figura entre los propios de la Ciudad “la casa del Matadero con 4 huertas”. Parece que en 1820 el edificio sirvió otra vez, pero sólo temporalmente, para la matanza de carneros (véase C. Rastro). Mas en 1827 escriben expresamente: “la casa que fue matadero”; y de sus terrenos, llamados los del Matadero (1868), se formó un rancho nombrado igualmente del Matadero (1856, 1871 y 1900) y cuya casa estaba en la parte de Ponce (1856) figura como Rancho del Elegido. Pues ya en 1844 se designa esa manzana por “Ejido o Matadero”. Durante el primer sitio de Puebla por el presidente Comonfort, en marzo de 1856, los sitiadores colocaron el día 13 en esa Casa del Ejido dos piezas de artillería para batir a S. Agustín y la Concordia, logrando apagar los fuegos de los sitiados. un terreno que colin- daba con la casa de Pedro Necoechea y en el Sur con el camino para Cholula, se llama El Ejido aún en 1894.
Por ejido se designaban siempre los terrenos pertenecientes a la Ciudad. En 1804, por ej., escriben respecto de los terrenos en ese barrio: “…subiendo de la Plazuela de Santiago para los ejidos de la Ciudad”, y en 1825: “… los ejidos de la Ciudad, donde está el matadero de la vaca.”
Los ejidos de Puebla ya se habían fijado en 1537, y se conservaron con pocas modificaciones durante la época colonial. Los linderos en aquel año eran los siguientes: “…desde el cerro de la Ermita (Guadalupe) al río Atoyac fasta (hasta) su puente y río abajo frontero del molino de Alonso Partidor (del Carmen).” Según la ley, “los regidores no podían vender ni enajenar los bienes raíces de la Ciudad, sin información de la utilidad, decreto y licencia del Príncipe, ni dar licencia para cortar los montes concejales”. En la época independiente se necesitaba por lo menos la licencia del prefecto del departamento o, desde 1861, del jefe político del distrito. De la reducción de una parte de los ejidos de esta Capital a propiedad particular trata ya el decreto del Congreso del 10 de febrero de 1825. Prohibiendo la ley de desamortización de bienes de manos muertas, dada por Comonfort el 25 de junio de 1856, que las comunidades eclesiásticas así como las seculares tuvieran bienes raíces, el Ayunta- miento vendió casi la totalidad de sus ejidos y también el rancho del Matadero.
Para éste se construyó una nueva casa en la esquina de la Av. 15 P. 1300, (1a. Cuauhtémoc) y de la C. 15 S. 1300, tomando el rancho el nombre de El Rancho Nuevo, aunque generalmente se designaba con el del Matadero o de Necoechea, por su último dueño, el notario Juan Pedro Necoechea, quien lo adquirió en 1888 y lo fraccionó en 1899, junto con el antiguo Campo Santo de S. Javier, sito al Oriente de esta Av. 15 S. 300-500 y que le perteneció desde 1887, para formar la Colonia del Pensador Mexicano.
La palabra colonia en la acepción de ‘barrio nuevo’ es un provincialismo mexicano. La colonia más antigua en Puebla es la de los Remedios, marcada en el plano de 1883 (véase C. M. Negrete). Como denominación de este barrio del Poniente se dice Colonia en 1902.
Al mismo tiempo se fraccionaron terrenos del rancho de S. Sebastián Rivadeneyra, ubicados al Poniente de esta C. 15 N.-Sur, la que entonces recibió el nombre de Calles de la Colonia, registrado desde 1902 y que se conservó, a pesar de que por acuerdo del Cabildo de 1903 se aprobó la forma de las Colonias; la nueva calle, Av. 11 P. 1300 , y la cuadra siguiente (1500 ) se bautizaron del Pensador Mexicano, y la Av. 9 P. 1300 , la única calle sin salida en la Ciudad, un verdadero Sal-si-puedes, como se llamaba esta clase de callejones en México y Querétaro, se designó por Calle Cerrada de la Colonia (1909; véase C. N. Bravo).
Las cuadras N. 1—S. 100 formaban en 1897 un carril.
La cuadra 1500 se llama Calle del Gigante en el padrón de 1832, en 1872, en el padrón de 1902, en 1903 y 1910. Una Casa del Gigante se cita también en la Calle de S. Pedro (1806). El Gigante era nombre que solía darse a establecimientos, especialmente de pulquerías, en cuyas paredes el título estaba representado gráficamente. En el padrón de tiendas de 1835 se citan 10 pulquerías situadas en el barrio de Santiago (C. Garita Cholula: 6, Carreras: 1, Atarjea: 1, Cruces: 1, y Pl. Santiago: 1), y sólo 2 vendajes y 3tiendas de cuatros, donde se vendían cosas de muy poco valor (1 cuatro o 1/4 cuartilla de real o ½ tlaco o 1/16 real).
En Querétaro uno de los expendios llamado El Gigante duró hasta 1877. Los gigantes figuraban en las procesiones (véase Zócalo). (1)
Otra Calle del Gigante había en Analco (véase C. Palmar.)
En el plano de Careaga de 1856 la palabra Gigante es casi ilegible; en el de 1863 la han convertido en “Agente” y en el de 1883 en “Atargea”.
En el plano de 1883 se ve que la prolongación de la Calle de la Atarjea hacia el Sur, que hoy queda cerrada por el Hospital General, entonces tampoco tenía salida alguna, sino que terminaba en el campo. En su extremo está marcada una cruz, titulada Cruz de Cuatle, y la Calle de la Cruz de Cuautli se menciona en 1871, cuando Ana Alvarez de Cuautli vendió los terrenos contiguos a Luis Incháurrigui, quien formó con ellos y otros el rancho, llamado de Incháurrigui en el plano de 1883, hoy Dolores o Noriatenco. Este nombre es una voz híbrida, compuesta de la palabra noria (máquina hidráulica), de origen árabe, y la desinencia azteca tenco ‘junto a’.
En la cuadra adyacente, Av. 23 P. 1500, llamada entonces Calle del Silencio, vivía en 1832 Margarita Cuautli o Cuatli, propietaria de numerosas casas en ese barrio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario