Los conventos de la Compañía de Jesús se llamaban colegios y estaban dirigidos por un rector (antes escribían aquí retor). Los religiosos usaban el título de padre en vez de fray. Deben una gran parte de su influencia a sus éxitos en la enseñanza. Escribir, leer, latín, gramática, filosofía y teología eran las principales materias que se enseñaban. Para la instrucción de los naturales edificaron en Puebla, junto a su colegio (véase C. Espíritu Santo), una capilla separada, dedicada al arcángel S. Miguel y sita en la esquina de esta cuadra y de la C. 4 S. 100 . En los primeros decenios, los jesuitas tenían la doctrina o administración parroquial en el distrito entre su colegio y el Carmen, hasta que la entregaron al obispo Quirós (1627- 38), pero no dejaron la instrucción de los naturales, de la que estaba encargado un religioso conocedor de la lengua azteca. En 1751, habiéndose fundado el colegio de S. Javier para fines idénticos, se trasladaron al nuevo instituto las dotaciones así como todo el adorno de la capilla, tapándose su puerta situada en esta cuadra. (1) Según Cerón Zapata y Veytia la capilla se llamaba también de S. Gregorio, por la correspondiente de los jesuítas en México.
En la esquina que forma la C. 6 N. 100 (Alatriste) con esta cuadra, y después de haberse cerrada la dicha calle en 1729, en la pared frente al callejón de los Sapos, se hallaba una fuente que los padres tuvieron que construir en 1705, para obtener más agua de la cañería pública. (Posteriormente, en 1802, se creía que por la construcción de la fuente los religiosos consiguieron el permiso de cerrar aquella calle.) Abastecíase la fuente también de los derrames del agua, que, desde 1729, el colegio recibió de su hacienda de S. Juan Bautista Amalucan por conducto subterráneo, que pasa por el Puente hoy de Motolinía (de Toro). Subsisten el manantial y el acueducto en terrenos de la hacienda, que reporta la servidumbre de conservarlos en favor del Colegio del Estado. La fuente era un pilón cuadrilongo, arrimado a las tapias del colegio; se la ve en el plano de Santa María (1807), y la mencionan en 1781 y 1785: “Calle que va de la pila del dicho colegio (del Espíritu Santo) a la plazuela que titulan de los Sapos” (derrotero: Calle Cerrada de S. Roque). En la mitad de la acera Norte, entre la capilla de S. Miguel y la pila, estaba la puerta reglar o falsa, que se cita en 1764 y 1785, escribiéndose en 1781: “Calle que va de la puerta reglar del Colegio del Espíritu Santo al Puente que nombran de Ovando”.
Después de la expulsión de los padres jesuítas en 1767, el patronato que legalmente ejercía el rey de España sobre todas las iglesias e institutos religiosos del nuevo mundo, recayó en el monarca. La forma en que debían subsistir en lo futuro los colegios que la Compañía había tenido en Puebla, se arregló definitivamente en 1790 , reuniéndose los colegios de S. Jerónimo y de S. Ignacio, con todos sus bienes raíces, en el del Espíritu Santo, que tomó el nombre del Real Colegio Carolino (o más completo: Real Colegio Carolino del Espíritu Santo, San Jerónimo y San Ignacio) en honor de su primer patrono inmediato después de la expatriación de los religiosos, el rey Carlos III (1759-88), el mismo a quien se debe la creación de numerosas escuelas en sus dominios. Ese suceso se conmemora en dos cuadros que se hallan en la escalera del colegio. uno, que representa la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, tiene la siguiente inscripción: COLLEGIUM SPIRITUS SANCTIAB ERECTIONE, ANNO MDLXXVIII. CAROLINI DEIN COGNOMINE HONESTATUM REGIO, UBI DENUO UNITA, ET IN SE TRANSLATACOLLEGIA SANCTI HIERONYMI, ET IGNATIJ HABUIT, MDCCXC EMMANUEL CARO FACIEBAT. En castellano: El Colegio llamado del Espíritu Santo desde su erección en 1578, fue honrado con el sobrenombre de El Real Carolino, habiéndose reunido y trasladado a él los Colegios de S. Jerónimo y de S. Ignacio, 1790. Manuel Caro lo hizo. (2) El segundo cuadro, que representa a S. José, teniendo al Niño Jesús y la vara florecida, coronado por ángeles y cubriendo con su capa a 12 colegiales, lleva la leyenda:
JOSEPH ALTER ERAS CAROLO PRO REGE PATRONUS
CARLI NUNC AULAE REGIUS IPSE PATER.
Abajo con letra pequeña: AD SSMUM JOSEPH PATRONUM DOMINIORUM REGIS CATHOLICI ELECTUM A CAROLO II. APUD INNOC. XI. 1680. En castellano: José, tu eras el otro patrono del aula (colegio) en representación del rey Carlos (III). Ahora lo es el padre (Carlos III) del rey Carlos (IV) en propia persona. Al Santísimo José, elegido patrono de los dominios del rey católico por Carlos II en el pontificado de Inocencio XI. 1680. La interpretación del dístico no carece de dificultades, pues no es claro a quién el autor considera por primer patrono, si al fundador Covarrubias o a la Serenísima Reina de los Angeles, a la que Covarrubias legó el patronato en su testamento, o al Espíritu Santo. La alegoría del primer cuadro habla en favor del último. La real cédula por la cual el rey Carlos II (1665-1700 ) mandó que S. José fuera declarado y recibido por tutor en todos los dominios de la corona española, está fechada el 26 de diciembre de 1668 y llegó el 22 de marzo de 1680 al Ayuntamiento, cuyos comisarios la presentaron al Cabildo eclesiástico el 28 del mismo mes, “para que se tenga por tutelar de toda monarquía al glorioso patriarca S. Joseph”, promulgándose, por consiguiente, el patronato aquí en el pontificado del Papa Inocencio XI (1676-89).
Ya en 1820, al regresar los jesuítas se suprimió la voz Carolino, escribiendo: Real Colegio del Espíritu Santo, de S. Jerónimo y S. Ignacio de la Compañía de Jesús, varias veces con omisión de las palabras del Espíritu Santo. Resulta, pues, que el nombre Carolino se usó durante treinta años (1790-1820) nada más. En 1821, consumada la independencia, se dijo Imperial por Real. En el Calendario Manual de 1824 dicen: “Muy ilustres Colegios de San Jerónimo y San Ignacio”, igualmente suprimiendo del Espíritu Santo.
El 28 de mayo de 1825 el Congreso de Puebla decretó: “El Estado ejercerá la suprema inspección o superintendencia en el Colegio del Espíritu Santo, haciéndolo, entre tanto otra cosa no se dispone, por medio del Gobierno.” Desde entonces el instituto se llama Colegio del Estado. El 2 de septiembre de 1826 el Congreso nombro a su Antonio María de la Rosa Rector del Colegio del Estado.
El mismo nombre se usa en el decreto del 16 de octubre de 1833 . En la entrada del edificio hay dos placas, rezando la una: AL COLEGIO DEL ESTADO | EN EL | PRIMER CENTENARIO | DE SU VIDA LAICA | LA ACADEMIA DE PROFESORES | XX-VIII—V—MCMXXV. La segunda es idéntica, sólo en vez de “LA ACADEMIA DE PROFESORES” dice “LA AGRUPACION DE ESTUDIANTES”. (2)1
El 28 de marzo de 1834, en la época de Gómez Farías y el gobierno de Cosme Furlong, el Congreso decretó: “El Colegio de Espíritu Santo se denominará en lo sucesivo de S. Jerónimo y S. Ignacio del Estado libre y soberano de Puebla.” Pero habiéndose puesto el presidente Santa Anna al lado de los conservadores, los liberales tuvieron que capitular en Puebla después de un sitio de dos meses, y el nuevo gobernador Guadalupe Victoria restituyó el nombre de Colegio del Espíritu Santo del Estado, el 15 de septiembre de 1834. El 25 de mayo de 1835 el Congreso aprobó que se restableciera en el Colegio del Estado el uso antiguo de vestir los gramáticos la beca encargada, y los filósofos y estudiantes de facultad mayor, la verde, usando estos últimos además de rosca y palma en los extremos de la beca. Colegio del Espíritu Santo o Colegio del Estado se lee en los decretos posteriores y en la Guía de 1852. Colegio Nacional dicen en la Lista de 1850. Cuando el territorio de Puebla formaba un departamento como en 1846, o en 1858, gobernando los conservadores, aparece la denominación de Colegio Departamental. Después del triunfo de los liberales (fines de 1860), los membretes rezan: “Colegio Nacional del Espíritu Santo”, aunque el nombre corriente parece ya haber sido: ‘Colegio del Estado’. Durante el impero de Maximiliano (1864-67) se le llamo Colegio Imperial del Espíritu Santo.
El jefe del Colegio se tituló rector tanto en la época de los jesuitas como hasta fines de 1860 director desde la victoria de Juárez, rector de nuevo durante la invasión, por lo menos desde enero de 1864, ciudadano presidente desde la caída del Imperio, por ej. en un documento del 26 de junio de 1867, otra vez director desde la ley del 7 de agosto de 1916, aunque conserva el título de presidente respecto al cuerpo docente: Presidente de la Academia de Profesores.
El interior del Colegio debe su perfeccionamiento al hermano Juan Gómez (véase C. Alatriste).
En la primera mitad del siglo XIX parte del edificio sirvieron de cuarteles y almacenes. En 1815 y en agosto de 1833 hubo explosiones de pólvora que ocasionaron grandes estragos. En la última catástrofe perecieron más de 100 personas, se quemó el archivo de la Secretaría del Colegio y se destruyó gran parte del primer patio. En 1862 se vendieron a Sebastián Finance el segundo patio o el jardín y algunas habitaciones en la parte donde estaba antes probablemente la puerta reglar. Allí fue instalada la cervecería de El Fenix, citada ya en 1858 y que hasta 1885 quedó propiedad de Eduardo Finance, llevando el edificio, aún en el padrón de 1902, el número 8 de la Calle del Carolino. La cerveza era excelente, debido al agua de Amalucan.
En 1891 se trasladó desde el Colegio de S. Juan hacia acá la Escuela de Medicina, señalándose por local el tercer patio y parte del segundo piso. Hoy la puerta en esta cuadra ha desaparecido y la fachada es uniforme. La fachada en la C. 6 S. 100 (Alatriste) se hizo hacia 1907, el gimnasio en la esquina de la Av. Ayuntamiento 400 (Fco. Morales) en 1896. En la acera Sur de la cuadra se había establecido los padres jesuitas ya antes de recibir la donación de Melchor Covarrubias, adquiriendo el rector Pedro de Morales en remate las casas que habían sido del canónigo Juan Vizcaíno (canónigo desde 1550; murió en 1561), situadas entre las casas de Bartolomé R(odrígue)z de Fuen Labrada (véase C. Obraje Lomba) y las de Ana de Barrientos. En 1582 el alcalde Antonio de Reinoso dio posesión de la casa al rector: “Estando en ellas (las casas) el dicho rector, se pasó por ellas, abrió y cerró las puertas de las dichas casas y echó fuera a las personas que dentro estaban e hizo otros actos en señal de posesión.” El nuevo plantel se llamó Colegio Seminario de S. Jerónimo o Colegio de Estudios Menores de Latinidad del Máximo Doctor S. Jerónimo. Hernán Jerónimo de Santander, hijo del Dr. Pedro Santander (véase Pl. Mártires Tacubaya y C. S. Jerónimo) y dueño de estancias de ganado mayor ubicadas cerca de Veracruz le destino un capital de $ 14.000 y una renta anual de $ 1.000 , el 1o. de noviembre de 1585. También fue dotado por Covarrubias, quien impuso en su testamento (1592) el gravamen de mantener 4 colegiales de su familia en el Colegio de S. Jerónimo. En éste nunca había aulas o profesores especiales, sino que para aprender gramática, pasaban los alumnos al Espíritu Santo, y para estudiar filosofía y teología, a S. Ildefonso. un alumno célebre de este instituto fue el historiador Francisco Javier Clavigero (1731-87), nacido en Veracruz y fallecido en Italia.
Después de la expulsión de los jesuitas (1767), el colegio subsistió, llevando los alumnos el escudo de las armas reales en lugar del de S. Jerónimo, por haber recaído el patronato en el rey, hasta que se suprimió en 1790, refundiéndose en el Carolino.
Antigua Aduana, antes colegio de San Jerónimo. En lo alto de la portada: el escudo de España, puesto al adaptarse el edificio para Aduana.
Desde entonces se utilizó la casa para el Estanco del Tabaco y Casas Reales, siguiendo, no obstante, en poder del Colegio Carolino. También se instalaron aquí las demás secciones de la Aduana y así se denominó después el edificio. En la Guía de 1852 llaman Recaudación de Rentas de la Capital a la oficina que administraba las garitas, donde se pagaban las alcabalas o derechos sobre ciertos géneros, especialmente comestibles, que se introducían en la Ciudad, derechos que cobraba, como antes el rey, entonces el Estado. En el mismo edificio se estableció la Tesorería General del Estado, oficina distribuidora de los fondos, que se fundó el 2 de septiembre de 1824, año en que dejó de existir el estanco. En 1886, al suprimirse las alcabalas, la Tesorería General, en la que entonces se refundió la Recaudación de Rentas, se pasó al antiguo Colegio de S. Juan, pero en el habla corriente esa oficina sigue denominándose la Aduana.
En 1892 se trasladó desde el Hospicio hacia acá la Escuela Normal de Profesoras, que tomó posesión de su nuevo edificio en la Av. 12 P. 500 (Ventanas) el 6 de enero de 1901. De 1901 a 1905 estuvo aquí el Congreso local. En 1905 el Colegio del Estado vendió el edificio, que hoy es casa de vecindad (núm. 3 o 403 ). A mediados del siglo XIX se conservaba todavía una inscripción medio borrada que decía: VETUS SANCTI HIERONYMI COLLEGIUM (antiguo Colegio de S. Jerónimo).
La cuadra se llama Calle del Costado del Espíritu Santo, con el Colegio de S. Jerónimo, en 1790; Calle de la Puerta falsa del Colegio del Espíritu Santo en las Ordenanzas de Flon (1796) y en 1821, con la adición de “o de la Aduana” en 1856; Calle de la Puerta Falsa de la Compañía en la Lista de 1850 y los planos de Ordoñez (1849) y de la Guía de 1852; Calle de la Aduana en el padrón de 1832, dicha Lista de 1850 y los planos de Ponce (1856), de Almazán (1863), y la Careaga (1856-1883); “Calle de la Aduana o Puerta Falsa del Colegio Carolino” (1868); Calle del Carolino en 1861 y desde el planito de Mendizábal (1892) en adelante.
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