En el plano de Medina (1754) se ve la manzana al Sur de esta cuadra, la que hoy ocupa la Casa de Maternidad, era una plazuela con árboles y una fuente; pero ya existió la manzanita al Poniente de la C. 7 S. 500. Cerón Zapata dice, que a esa Plazuela de S. Agustín los naturales le llamaban Plazuela de S. Hipólito, "por haber en ella un obraje que nombran de S. Hipólito, a quien se le hacía su fiesta". (El día de S. Hipólito, 31 de agosto de 1521, Cortés tomó la ciudad de México. Por eso el santo fue declarado abogado y patrono de la Nueva España.) Seguro es que en 1548 los agustinos, pidiendo nuevos solares para su convento, señalaron la ubicación de ellos escribieron "en el Tianguis de S. Hipólito". En el mismo año (1548) se asignaron ahí solares para propios de la Ciudad, a fin de que sirviesen de tiánguiz. (Un tiánguiz o mercado del mismo nombre había también en México, igualmente situado al Poniente de la Plaza Principal, cerca de la actual Alameda.) Veytia refiere que "antes había una capilla de S. Hipólito en el convento de S. Agustín". Que subsistió en su tiempo (1780), "destinada para troje y harinero que antiguamente servía a los indios de Santiago, antes que tuviesen iglesia. El obraje tomó el nombre de la plaza". De todos modos, le nombre es más antiguo que el convento.
La "pila de agua dulce" (fuente) en la plazuela se puso en 1605, a petición de los vecinos que contribuyeron a los gastos; "su traza o dibujo fue obra del arquitecto entonces principal de la Catedral que estaba en construcción, y se llamaba Antonio Ortiz”. Por haber ya pila, y portales en la actual Calle de Julián Ordoñez, el Ayuntamiento cumplió con otros deseos del barrio, decretando en 1607, que “todos los lunes de cada semana se hiciera tiánguez en la dicha plaza de S. Agustín”. Pero parece que esta innovación no agradó a los vendedores, pues un siglo más tarde (1714) se dice: “Antiguamente (los mercados) eran los lunes en la Plazuela de Agustín.”
En 1878 el Ayuntamiento puso a remate el terreno de la plazuela para que se pudiera erigir en él con el legado del finado Luis de Haro y Tamariz, la Casa de Maternidad. Pues, como explico uno de los albaceas, el regidor Lic. José Antonio Pérez Marín, en la sesión del Cabildo del 6 de febrero de 1878, el dueño de la casa con quien ya se había hecho contrato de venta, se burló del compromiso, sabiendo el objeto, para sacar más ventajas. Por eso los albaceas se dirigieron al Cabildo que aprobó la preposición de vender la plazuela, bajo la condición de que los compradores pusieran dos fuentes en los extremos de ella. Habiéndose arreglado las dificultades creadas por la Empresa de Cañerías, se remató el terreno, el 13 de septiembre de 1878, a la testamentaría por el precio de $3.500. Para la construcción del instituto se habían destinado $50.000, quedando el doble para su sostenimiento.
El arquitecto Eduardo Tamariz se encargó de la obra. El hospital, con su capilla, dedicada a la Virgen de la Maternidad, se inauguró el 13 de abril de 1885, titulándose oficialmente Casa Haro de Maternidad (1882). El primer patrono fue el citado Lic. Antonio Pérez Marín.
Joaquín de Haro y Portillo, padre del fundador, fue un personaje de importancia en la Ciudad. Regidor por lo menos desde 1802, formó parte de la Junta Municipal para el establecimiento del Parián (1803), e igualmente de la comisión que en 1804 recibió el nuevo obispo Campillo (1803-13) en Amozoc.
Fungió de alcalde en 1817, con el grado militar de sargento mayor, y en 1820, siendo teniente coronel, fue miembro de la Junta de Salubridad. Habitó la casa de la Calle de Mesones que entonces (1799) llevó el número 14, después 6 (206). Poseía, además, dos tocinerías, una en la esquina de la Calle de Torreblanca y la otra en la esquina de S. Luis, las mismas que habían sido de Bringas. También administraba el molino del Mayorazgo (Amatlán). Murió el 12 de julio de 1825. Tuvo cinco hijos: Joaquín, Antonio, José Antonio, Manuel y Luis.
Joaquín de Haro y Tamariz fue gobernador del Estado en octubre—diciembre de 1828 y de 1841, y en diciembre de 1845—enero de 1846, esta vez por ministerio de la ley y como vocal más antiguo de la Asamblea Departamental. Sucedió en el mayorazgo de la familia de su madre (véase C. Molinos). Poseía, a más de la casa de la Calle de Mesones (1832), la fábrica de hilados y tejidos Dos Hermanos en la Calle de la Cholulteca. En 1831 vivió en la calle de la Compañía (Jarcierías), núm. 9. Murió en 1861.
El Lic. Antonio de Haro y Tamariz, nacido el año 1811, fungió varias veces de ministros de hacienda en los gobiernos de Santa Anna (1844, 1846 y 1853) y se distinguió como jefe en la lucha contra los liberales, con el objeto, según dicen, de proclamar emperador al príncipe Iturbide, hijo del emperador Agustín I. A principios de 1856 apoderóse de Puebla. Después de la batalla de Ocotlán, que perdió, defendió la Ciudad contra el presidente Comonfort, hasta que tuvo que retirarse del mando, capitulando la plaza. Murió de jesuita en Roma, el año de 1869.
El Dr. José Antonio de Haro y Tamariz fue medio-racionero y racionero en 1839, canónigo en 1844, tesorero en 1852 y maestrescuelas en 1854. En 1852 vivía en la Calle de Palma, núm. 5. En 1856 pertenecióle la casa de la Calle de Mesones. Murió en 1859.
Luis de Haro y Tamariz, el menor de hermanos, fungió de regidor en 1843, pero dedicóse principalmente a la industria. En 1841 poseía la fábrica de hilados y tejidos en el molino de la Teja, que entonces permutó por el molino del Carmen, propiedad de Bernardo Mier. En 1852 le citan como dueño de la fábrica instalada en el molino de Guadalupe, en el río Alcececa. Arrendó también la fábrica de la Constancia Mexicana, fundada por Antuñano. Posteriormente adquirió el molino llamado del Cristo, antes (1795) de la Sangre de Cristo, y situado igualmente en el río Alcececa. En 1852 ya había en él una fábrica de tejidos de lana de los Sres. Morán y Guerrero. La de don Luis se tituló La Amistad. La tradición dice que el dueño, regresando una tarde a pie de su fábrica, tropezó con el cadáver de un recién nacido, o según otra versión, encontró a una mujer que estaba dando a luz una criatura en una zanja, lo que conmovió tan hondamente como un suceso parecido había conmovido al fundador del orfanatorio de S. Cristóbal, y que entonces concibió la idea de erigir una casa de maternidad. Mucho tiempo vivió, junto con su hermano Manuel, en la Calle del Deán núm. 8, y después de la muerte de ése, habitó la casa núm. 3 de la Calle de las Cruces, que compró en 1869. Murió el 14 de abril de 1877, y fue enterrado en el cementerio de S. Francisco, hallando después, según dicen, su definitivo sepulcro en la Maternidad. Así como el arquitecto Eduardo Tamariz (véase C. Ed. Tamariz).
En el siglo XVI, esta cuadra se designaba por Calle de Juan Grande. Su parte oriental, entre la puerta reglar de S. Agustín y la plazuela, se llamaba Callejón de S. Agustín en 1745; Callejuela en 1806; "Cerrada de la Puerta falsa de S. Agustín, y sube para la Plazuela", en 1805; Callejón de las Cabecitas en el padrón de 1832; Callejuela de las Cabecitas en 1844, dándose entonces la misma denominación a la C. 7 S. 300, pero en 1861 distinguen entre este Callejón de Cabecitas y la Calle de Cabezas. En los planos, la cuadra carece de nombre, marcándose solamente la Plazuela de S. Agustín.
Desde el plano de 1883 la cuadra entera se nombra Calle de Luis Haro, sólo en 1896 la titulan Casa de la Maternidad.
Una casa chica, la intermedia de la 3 que había en la acera Sur, entre la plazuela y la C. 7 S. 500, perteneció a la obra pía de Ntra. Sra. del Buen Suceso, establecida en la iglesia de S. Marcos (1805 y 1832), donde se venera su imagen. Con el propio nombre está, marcado en los planos de Careaga un terreno al Oriente de la C. 11 N. 600 (B. Juárez).
Una casa en la mitad de la acera Norte, propiedad del convento de la Soledad, se llamaba de S. Juan Nepomuceno (1837). (Otra casa del propio nombre había en la Calle de C. Pacheco, y una Calle de S. Juan Nepomuceno se cita en 1805 y 1806 como situada en el barrio de S. José, con la casa del mismo santo.)
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