La orden hospitalaria de Ntra. Sra. de Belén fue fundada en la ciudad de Guatemala el año de 1653 por Pedro de S. José Bethencourt (Vetancurt), natura de las Islas Canarias. La forma hebraica de la que viene la palabra Belén es Bethlehem. Por eso se lee en los documentos antiguos Bethelem, Betlhem o Bethlem; después escriben Belem, y hoy Belén.
El nombre de los religiosos betlemitas aún conserva la forma primitiva. Los miembros seguían la regla de S. Agustín, con los cuatro votos: de castidad, pobreza, obediencia y hospitalidad.
En 1674 establecieron un convento en México. Deseosos de que se fundara un instituto parecido en Puebla, el Ayuntamiento, en 1682, por conducto del alguacil mayor Miguel Raboso de la Plaza y el regidor Nicolás de Victoria Salazar, compró al convento de Sta. Catarina el terreno del antiguo obraje de Andrés de la Fuente, que abarcaba casi dos solares. El sitio fue avalado por el maestro mayor de arquitectura Carlos García Durango, el mismo cuyo nombre figura en la inscripción de la torre de la Catedral (1687). Miguel Raboso construyó también con una ayuda pecuniaria para la obra, pues en su oración fúnebre (1693) se lee: “Aquí (en Puebla) dio a religiosos con la renta de $1000 de censo al año la casa y el agua para que fundasen a Dios un templo y a los convalecientes un hospital.” Primero se edificaron las casas del hospital, que desde luego (1682) recibió una merced de agua, y de 1692 a 1700 la iglesia, sacándose la mayor parte de las piedras de una cantera que los religiosos encontraron en su propio terreno.
Fray Baltasar de Medina, en su Crónica de S. Diego, en 1682 ya conoce aquí “la nueva fundación de los betlemitas”. Se dedicaban a cuidar a los convalecientes que salían de los hospitales de S. Juan de Dios y de S. Roque, “trayéndolos en una silla de manos de los hospitales, con grande edificación de la Ciudad”. Su hábito era una túnica con una cogulla, y una capa parda, con una cruz azul al lado izquierdo y una estrella de plata iluminando tres coronas, emblema de los reyes magos, como escudo alusivo a la natividad de Cristo. Usaban una excepción entonces entre los demás religiosos, la barba medianamente larga. Fue tan proverbial su limpieza y aseo que, según una tradición, en la ciudad de México ni las golondrinas ensuciaban sus claustros. Además de curar a sus enfermos recogían a los pobres y enseñaban gratis a los niños. La escuela de la primeras letras estaba en la portería, que tenía su entrada por el atrio. Un alumno célebre fue el hermano jesuita Antonio Corro (1724-67), que de diez años entró en el pupilaje y “jamás fue castigado con azotes, lo que pudo tenerse por poco menos que milagro”. Murió en Veracruz, a consecuencia de la expulsión de su orden.
La iglesia de los convalecientes de Belén se menciona ya en 1715, lo que confirma el relato de Veytia. La portada se construyó en 1797, al decir de las curiosas inscripciones en los azulejos de la fachada. A la derecha se lee: “Se Iso esta Portada A devoción del Señor” a la izquierda: “Maistro Don José T de Mil Julian de Torres en año 797 as”.
Sobre la puerta a la derecha, la de la antigua portería:
“Siendo PerFecto el R° Pe. Fi. Christo Balde la Purifican. Ica Pellanel R° Pe. Fi. Año de Juan de Sr. San José T. Mil 797”
“Se hizo esta portada a devoción del señor maestro don José T. Julián de Torres en el año de 1797 (años), siendo prefecto el reverendo padre Fray Cristóbal de la Purificación y capellán el reverendo padre Fray Juan de Sr. S. José T. Año de 1797.”perfecto por “prefecto” se dice todavía. La forma se debe a un cambio de prefijos o a la metátesis de la r.
En la fachada hay, también en azulejos, varias estrellas amarillas en campo azul, lo mismo que en la cúpula, y sobre la antigua puerta del costado una estrella sobre tres coronas, el escudo de la orden.
Acerca del patronato titular de la iglesia hay dos versiones. Villa Sánchez (1746) nombra al instituto “Convento y hospital de convalecientes de S. Francisco de Paula de religiosos de Ntra. Sra. De Belén”. Según Veytia (1780) existía en el templo un altar de S. Francisco de Paula. Por consiguiente es extraño que en 1771 y 1797 escriban “Convento y hospital de Ntra. Sra. De Bethelen y s. Francisco de Sales” y en 1805 “Convento de religiosos de S. Francisco de Sales, advocación de Ntra. Sra. De Belén”. El patronato de este santo no sería improbable, pues en la misma época, en que se estableció el hospital (1683), el obispo Santa Cruz (1676-99) fundó un colegio de S. Francisco de Sales (1681), pero la estatua antigua que hoy se venera en el templo, es la de . Francisco de Paula.
Restablecida la constitución liberal en España, se suprimió, por decreto de las Cortes, la orden de Belén en 1820, así como las otras órdenes hospitalarias de S. Juan de Dios y S. Roque, y en 1821, pocos meses antes de la consumación de la Independencia, los padres abandonaron su convento. Pero volvieron, pues aunque en 1832 y 1840 escriben expresamente “el extinguido convento”, vivían, en 1827, en el edificio varios betlemitas con su prefecto Fray Francisco de S. Antonio, teniendo a su cargo una escuela de primeras letras. En 1838-40 se cita el administrador de los bienes del convento; éstos consistían en 15 casas, situadas en la Ciudad (1832). En su manzana le pertenecían las 3 casas contiguas, núm. 10-6 de esta cuadra, pero no las núm. 4-2. La núm. 10 sirvió de cuartel en 1832. En la Av. 6 P. 500 (Fuente Belén) tenían sólo la casa contigua (núm 15 o 13?).
En 1846 el obispo Vázquez (1831-47) instaló en el edificio el Seminario Clerical, que quedó a cargo de los padres de la Misión (o: Congregación de los Padres) de s. Vicente de Paúl, vulgarmente llamados Paulinos. Existió en 1852, según la Guía, y en 1856 el Colegio de Belén figura en la lista de los conventos que tuvieron que pagar una contribución. Después de las Leyes de Reforma (1861), encontramos en el antiguo convento una fábrica de cerillos, hasta que en 1886 se trasladó hacia acá el Seminario Palafoxiano, que se inauguró como Universidad Católica en 1907. En 1908 se estrenó la nueva fachada del instituto en la que se lee esta fecha, y a su espalda, en la Av. 6 P. 500 , se instaló el Seminario Menor. La Universidad poseía “una antigua sillería, una biblioteca de mérito supremo y algunos lienzos de valor”. En 1914 el instituto tuvo que desocupar el edificio, que después sirvió para cuartel, luego para escuelas oficiales y desde 1928 para la Jefatura de Armas.
En la misma acera Norte, al Oriente del hospital, estaba en el siglo XVII la troje para los diezmos del obispo, antes que, en 1713, se edificara la nueva troje en la Calle de la Colecturía. Así, por ejemplo, se citan en 1732 “las casas de la Troje antigua””, y en 1771, 1797 y 1816 se escribe, que “la casa, que llaman de la Troje, contigua al hospital”, es propiedad de éste. Desde 1840 lleva el número 8. Por eso se le llamaba a la cuadra primero Calle de la Troje de Bethelen o Belem (1787, 1790, 1805 y 1806). En las Ordenanzas de Flon (1796), en 1816 y en adelante el nombre es Calle de Belén, excepción hecha del plano de Almazán (1863), que equivocadamente la llama “Calle del Costado de Belén”, figurando la C. 7 N. 400 como Belén.
El nombre de los religiosos betlemitas aún conserva la forma primitiva. Los miembros seguían la regla de S. Agustín, con los cuatro votos: de castidad, pobreza, obediencia y hospitalidad.
En 1674 establecieron un convento en México. Deseosos de que se fundara un instituto parecido en Puebla, el Ayuntamiento, en 1682, por conducto del alguacil mayor Miguel Raboso de la Plaza y el regidor Nicolás de Victoria Salazar, compró al convento de Sta. Catarina el terreno del antiguo obraje de Andrés de la Fuente, que abarcaba casi dos solares. El sitio fue avalado por el maestro mayor de arquitectura Carlos García Durango, el mismo cuyo nombre figura en la inscripción de la torre de la Catedral (1687). Miguel Raboso construyó también con una ayuda pecuniaria para la obra, pues en su oración fúnebre (1693) se lee: “Aquí (en Puebla) dio a religiosos con la renta de $1000 de censo al año la casa y el agua para que fundasen a Dios un templo y a los convalecientes un hospital.” Primero se edificaron las casas del hospital, que desde luego (1682) recibió una merced de agua, y de 1692 a 1700 la iglesia, sacándose la mayor parte de las piedras de una cantera que los religiosos encontraron en su propio terreno.
Fray Baltasar de Medina, en su Crónica de S. Diego, en 1682 ya conoce aquí “la nueva fundación de los betlemitas”. Se dedicaban a cuidar a los convalecientes que salían de los hospitales de S. Juan de Dios y de S. Roque, “trayéndolos en una silla de manos de los hospitales, con grande edificación de la Ciudad”. Su hábito era una túnica con una cogulla, y una capa parda, con una cruz azul al lado izquierdo y una estrella de plata iluminando tres coronas, emblema de los reyes magos, como escudo alusivo a la natividad de Cristo. Usaban una excepción entonces entre los demás religiosos, la barba medianamente larga. Fue tan proverbial su limpieza y aseo que, según una tradición, en la ciudad de México ni las golondrinas ensuciaban sus claustros. Además de curar a sus enfermos recogían a los pobres y enseñaban gratis a los niños. La escuela de la primeras letras estaba en la portería, que tenía su entrada por el atrio. Un alumno célebre fue el hermano jesuita Antonio Corro (1724-67), que de diez años entró en el pupilaje y “jamás fue castigado con azotes, lo que pudo tenerse por poco menos que milagro”. Murió en Veracruz, a consecuencia de la expulsión de su orden.
La iglesia de los convalecientes de Belén se menciona ya en 1715, lo que confirma el relato de Veytia. La portada se construyó en 1797, al decir de las curiosas inscripciones en los azulejos de la fachada. A la derecha se lee: “Se Iso esta Portada A devoción del Señor” a la izquierda: “Maistro Don José T de Mil Julian de Torres en año 797 as”.
Sobre la puerta a la derecha, la de la antigua portería:
“Siendo PerFecto el R° Pe. Fi. Christo Balde la Purifican. Ica Pellanel R° Pe. Fi. Año de Juan de Sr. San José T. Mil 797”
“Se hizo esta portada a devoción del señor maestro don José T. Julián de Torres en el año de 1797 (años), siendo prefecto el reverendo padre Fray Cristóbal de la Purificación y capellán el reverendo padre Fray Juan de Sr. S. José T. Año de 1797.”perfecto por “prefecto” se dice todavía. La forma se debe a un cambio de prefijos o a la metátesis de la r.
En la fachada hay, también en azulejos, varias estrellas amarillas en campo azul, lo mismo que en la cúpula, y sobre la antigua puerta del costado una estrella sobre tres coronas, el escudo de la orden.
Acerca del patronato titular de la iglesia hay dos versiones. Villa Sánchez (1746) nombra al instituto “Convento y hospital de convalecientes de S. Francisco de Paula de religiosos de Ntra. Sra. De Belén”. Según Veytia (1780) existía en el templo un altar de S. Francisco de Paula. Por consiguiente es extraño que en 1771 y 1797 escriban “Convento y hospital de Ntra. Sra. De Bethelen y s. Francisco de Sales” y en 1805 “Convento de religiosos de S. Francisco de Sales, advocación de Ntra. Sra. De Belén”. El patronato de este santo no sería improbable, pues en la misma época, en que se estableció el hospital (1683), el obispo Santa Cruz (1676-99) fundó un colegio de S. Francisco de Sales (1681), pero la estatua antigua que hoy se venera en el templo, es la de . Francisco de Paula.
Restablecida la constitución liberal en España, se suprimió, por decreto de las Cortes, la orden de Belén en 1820, así como las otras órdenes hospitalarias de S. Juan de Dios y S. Roque, y en 1821, pocos meses antes de la consumación de la Independencia, los padres abandonaron su convento. Pero volvieron, pues aunque en 1832 y 1840 escriben expresamente “el extinguido convento”, vivían, en 1827, en el edificio varios betlemitas con su prefecto Fray Francisco de S. Antonio, teniendo a su cargo una escuela de primeras letras. En 1838-40 se cita el administrador de los bienes del convento; éstos consistían en 15 casas, situadas en la Ciudad (1832). En su manzana le pertenecían las 3 casas contiguas, núm. 10-6 de esta cuadra, pero no las núm. 4-2. La núm. 10 sirvió de cuartel en 1832. En la Av. 6 P. 500 (Fuente Belén) tenían sólo la casa contigua (núm 15 o 13?).
En 1846 el obispo Vázquez (1831-47) instaló en el edificio el Seminario Clerical, que quedó a cargo de los padres de la Misión (o: Congregación de los Padres) de s. Vicente de Paúl, vulgarmente llamados Paulinos. Existió en 1852, según la Guía, y en 1856 el Colegio de Belén figura en la lista de los conventos que tuvieron que pagar una contribución. Después de las Leyes de Reforma (1861), encontramos en el antiguo convento una fábrica de cerillos, hasta que en 1886 se trasladó hacia acá el Seminario Palafoxiano, que se inauguró como Universidad Católica en 1907. En 1908 se estrenó la nueva fachada del instituto en la que se lee esta fecha, y a su espalda, en la Av. 6 P. 500 , se instaló el Seminario Menor. La Universidad poseía “una antigua sillería, una biblioteca de mérito supremo y algunos lienzos de valor”. En 1914 el instituto tuvo que desocupar el edificio, que después sirvió para cuartel, luego para escuelas oficiales y desde 1928 para la Jefatura de Armas.
En la misma acera Norte, al Oriente del hospital, estaba en el siglo XVII la troje para los diezmos del obispo, antes que, en 1713, se edificara la nueva troje en la Calle de la Colecturía. Así, por ejemplo, se citan en 1732 “las casas de la Troje antigua””, y en 1771, 1797 y 1816 se escribe, que “la casa, que llaman de la Troje, contigua al hospital”, es propiedad de éste. Desde 1840 lleva el número 8. Por eso se le llamaba a la cuadra primero Calle de la Troje de Bethelen o Belem (1787, 1790, 1805 y 1806). En las Ordenanzas de Flon (1796), en 1816 y en adelante el nombre es Calle de Belén, excepción hecha del plano de Almazán (1863), que equivocadamente la llama “Calle del Costado de Belén”, figurando la C. 7 N. 400 como Belén.
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